Raimundo Fitero
DE REOJO

Perplejidad

La mujer perpleja. Los habitantes del territorio con wifi perplejos. Los días se suceden y el Alzheimer sigue siendo una amenaza. Uno se queda perplejo al ver cómo esa nefasta moda periodística de hacer listas llega a todos los rincones y saberes y se atreven sin pudor a publicar las diez maneras de prevenir, los nueve consejos para retrasar, las cinco pruebas para detectar con anticipación… Pero los estudios de verdad van retrasados, la nómina de personas que viven y conviven con esta enfermedad degenerativa aumenta. La perplejidad de quienes solamente se acuerdan de santa Bárbara cuando truena.

Todos los medios tienen espacios para crear ilusiones, trastornos o perplejidades a su clientela más desprevenida. Pero a veces, las noticias descabalgadas de lo inmediato nos apuntan a cambiar la duda de archivo, en ampliar nuestro campo de duda razonable. Con una inusitada rapidez se dice de los miles de fuegos que se producen en la península Ibérica que son intencionados, que debe estar por detrás la mano de los incendiarios. Y es posible que exista una estadística, un cómputo, pero ¿las malas condiciones de las conducciones eléctricas de alta intensidad, se considera mano del hombre? Mano del capitalista, del dueño, del director gerente de esas compañías ministeriales seguro que sí. Parece ser que existe una línea de investigación sobre los incendios de Gran Canaria que va en esta dirección. Y no es de extrañar. Los árboles crecen, las líneas de alta tensión se comban, se acercan y de repente sucede algo y el drama está servido.

Un residuo de mi perplejidad particular: un mismo donante de semen parece ser el causante del nacimiento de doce niños con autismo. ¿Existe algún método científico para detectar el autismo en algún momento del proceso de gestación? Las reclamaciones al maestro armero.