Dabid LAZKANOITURBURU

Estado policial en Egipto en el segundo viernes contra al-Sissi

La masiva presencia policial en El Cairo y otras ciudades frustró pero no impidió del todo esporádicas manifestaciones en el segundo viernes de movilización contra la corrupción a convocatoria de un empresario egipcio exiliado en el Estado español. De vuelta de Nueva York, el nuevo faraón Al-Sissi llamó a la calma.

El régimen egipcio del mariscal golpista Abdelfattah al-Sissi desplegó ayer un impresionante dispositivo policial en el centro de El Cairo y en las principales ciudades de Egipto para impedir la convocatoria de protestas una semana después de unas primeras manifestaciones que se han saldado con 2.000 detenidos.

La Plaza Tahrir, epicentro cairota de la revuelta popular de 2011 que desalojó del poder al rais Hosni Mubarak, estaba sellada a la circulación por la Policía, que controlaba y en su caso identificaba a los peatones que querían cruzarla. Las calles estaban desiertas y había controles policiales en cada uno de las calles de acceso a la plaza.

El mariscal al-Sissi, que dio en julio de 2013 un golpe de Estado contra el gobierno legítimo del islamista Mohamed Morsi, muerto en prisión hace meses, se ha impuesto como uno de los dirigentes más autoritarios del ya de por sí autoritario escenario de Oriente Medio, y lleva desde entonces abortando todo conato de protesta en el país más poblado del mundo árabe.

El «dictador favorito», tranquilo

De vuelta de Nueva York, donde ha participado en la Asamblea General anual de la ONU, el militar, en palabras del presidente de EEUU, Donald Trump, «mi dictador favorito», se mostró tranquilo.

«Tenéis que saber todos que el pueblo egipcio ya es mucho más consciente (...) Lo que ocurrió antes no puede volver a pasar otra vez. Por Dios y por vosotros. Entonces, no os preocupéis por nada», dijo el mariscal al aterrizar en la capital egipcia en declaraciones al canal privado Extra News, el primer comentario del presidente en suelo egipcio tras las manifestaciones.

«Esta es una imagen como lo que ocurrió antes y todo se trata de una mentira y deformación y medios de comunicación electrónicos que trabajan para presentar una imagen no verdadera», insistió.

Horas antes, el empresario egipcio en el exilio que ha promovido las protestas desde Barcelona Mohamed Ali, instó en un nuevo vídeo difundido en la noche del jueves a volver a salir ayer a la calle en el segundo «viernes de la salvación» tras el rezo del mediodía desde las mezquitas e iglesias.

A lo largo de la semana, la velocidad de navegación en internet se ha visto ralentizada y el acceso a algunas aplicaciones, restringido, tal y como han podido constatar las agencias de información extranjeras y ha confirmado la plataforma que monitorea la red NetBlocks.

Mohamed Ali publicó a comienzos de mes una serie de vídeos denunciando la corrupción del régimen en Facebook que el 20 y 21 de setiembre sacaron a miles de personas a la calle bajo el grito de «¡Al-Sissi, dégage! (¡vete ya!), que evocaba al «¡Mubarak, dégage!», de hace 8 años y medio. Millones de egipcios visionaron los vídeos y miles salieron a la calle hace una semana sorprendiendo a muchos.

Los analistas advierten de que el régimen no tolerará manifestación alguna. Cuenta para ello con la represión, el apoyo de los medios y la nostalgia de no pocos egipcios por la estabilidad. Por contra, en un país donde un tercio de la población (30-40 millones) vive bajo el umbral de la pobreza, y donde el régimen ha impuesto unos recortes draconianos como la devaluación a la mitad de la libra egipcia y una rebaja de las subvenciones estatales sobre el gas, la electricidad y los carburantes, las denuncias de corrupción y de despilfarro de dinero construyendo palacios presidenciales y obras faraónicas tienen un gran eco entre otra parte de la población.

El problema que tienen estas nuevas protestas es que Al-Sissi no solo cuenta con el apoyo de Trump., sino con el de la Rusia de Vladimir Putin, la satrapía saudí de Mohamed Bin Salman y de los Emiratos Árabes Unidos del jeque Mohamed bin Zayed.

De todos ellos y del miedo de una sociedad, la egipcia, atenazada por el miedo y por la desazón en pleno invierno árabe.

Un empresario que conoce los entresijos del régimen

El impulsor de las manifestaciones de los dos últimos viernes, Mohamed Ali, es un empresario exiliado en el Estado español que durante quince años fue contratista del Ejército, que controla más de la mitad de la economía egipcia, y se benefició y enriqueció de adjudicaciones sin control administrativo alguno ni concurso público para su compañía.

Mohamed Ali, quien asegura que le deben 11 millones de euros impagados por su participación en la construcción de un hotel de lujo para oficiales de inteligencia militar, sabe bien de lo que habla cuando denuncia la corrupción y el despilfarro del régimen.

Frente a ello, el argumento de Al-Sissi de que los palacios presidenciales que está construyendo «no son para mí, son para Egipto», suenan falaces.

Ali suma a su profundo conocimiento de las cloacas económicas del régimen un dominio ante la cámara en Facebook que le viene de su condición de actor y productor de películas de serie B

Sus diatribas en árabe coloquial han conquistado a los usuarios de millones de móviles en Egipto. Y es que vivimos tiempos marcados por la importancia de la inmediatez de lo mediático..D.L.