En un acto en Donostia, al que acudieron un centenar de militantes y cargos, entre los que estaba el propio Maiorga Ramírez, el lehendakari Carlos Garaikoetxea o la exconsejera del Gobierno de Lakua Esther Larrañaga, criticaron que las primarias «debieran ser un proceso de participación y activación de la militancia», pero «se han convertido en una carrera de obstáculos insalvable que nos están llevando a la confrontación».

Para poder concurrir a la Secretaría General, se necesita un mínimo de 50 avales entre Bizkaia, Gipuzkoa, Araba, Nafarroa y Ipar Euskal Herria, y al menos cinco de ellos tienen que corresponder a cada circunscripción. Ramírez presentó 400 avales y Blanco 60.

La comisión electoral invalidó la candidatura de Ramírez, tras considerar que no eran válidos cinco de los siete avales presentados por Ipar Euskal Herria, ante lo cual Larrañaga se preguntó ayer si los votos de unos militantes valen más que los de otros, según donde vivan. Señaló que la militancia siempre ha «debatido sobre la línea política a seguir» por este partido y sus cargos públicos «han llevado a las instituciones la voz de la socialdemocracia».

Dicen que la militancia desea «participar en la decisión sobre el modelo de partido al que aspira» y quiere «votar». «Queremos que ambas candidaturas puedan competir con transparencia y en igualdad de condiciones», defienden. «Quienes hoy dirigen el partido han decidido que no sea así», lamentan.