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santiago de chile

El mayor estallido social desde la dictadura paraliza Chile y deja tres muertos

Chile seguía paralizado, con prácticamente todo el comercio cerrado, cancelación de vuelos y un escasísimo transporte público, en medio del mayor estallido social desde el fin de la dictadura de Pinochet, que deja ya tres muertos. El Gobierno ha sacado al Ejército a las calles.

El alza del precio del pasaje del metro de Santiago es solo la punta del iceberg del estallido social que se ha registrado en Chile, el mayor desde el fin de la dictadura de Pinochet, en 1990, que ha paralizado el país, ha dejado al menos tres muertos en el incendio de dos supermercados y al que el derechista presidente, Sebastián Piñera, quiere hacer frente con la presencia de 9.000 soldados en las calles, inédito desde la vuelta de la democracia y que no ha hecho sino caldear más los ánimos.

El telón de fondo es la desigualdad social, la concentración extrema de la riqueza, la impunidad ante la corrupción, la desconexión de la élite política y la precariedad de la sanidad, las jubilaciones y el sistema educativo. Problemas que se arrastran desde la dictadura, pero que en los últimos días han confluido en un estallido social sin precedentes en un país que para muchos es una «balsa de aceite» en la convulsa América Latina, pero que tiene las mayores tasas de desigualdad del continente.

Así, aunque las protestas estallaron con furia el viernes en Santiago contra del alza del precio del billete del metro, rápidamente se fueron haciendo eco de muchas otras reivindicaciones en una sociedad que incuba desde hace años un gran descontento, y se fueron extendiendo a otras ciudades como Valparaíso y Concepción.

Bajo gritos de «basta de abusos», el país enfrenta viejas reclamaciones contra un modelo político y socioeconómico en el que el acceso a la salud y a la educación es prácticamente privado, con una alta desigualdad social, bajas pensiones y un incremento de precios de los servicios básicos.

El anuncio de Piñera de revocar al alza del billete del metro no acabó con las protestas que, en algunos casos, derivaron en violencia y saqueos pese a la instauración del estado de emergencia y el toque de queda.

Prácticamente todo el gran comercio permanecía ayer cerrado, había escaso transporte público y se cancelaron vuelos. En el pequeño comercio que sí decidió abrir y en algunas gasolineras habían extensas filas para abastecerse de víveres y combustible ante el temor de que se genere un desabastecimiento y un mayor caos vuelva a generarse hoy. Los estudiantes llaman hoy a nuevas movilizaciones.

Según el Gobierno, 78 estaciones de metro sufrieron graves daños y tres vagones fueron incendiados, con un coste de más de 300 millones de dólares.