GARA
BRUSELAS

La CE también recorta las previsiones de crecimiento para los próximos años

Los datos que se van acumulando en torno a la ralentización del comercio internacional y el estancamiento de la producción manufacturera en el continente han llevado a la Comisión Europea a sumarse a quienes dan por hecho que el crecimiento económico se va frenando.

La Comisión Europea (CE) ha confirmado las previsiones de desaceleración económica de la eurozona en los próximos años, al rebajar una décima su previsión de crecimiento económico durante 2019, hasta el 1,1%, mientras que para 2020 desciende dos décimas, al 1,2%.

Para el conjunto de la UE, mantiene la proyección de crecimiento del producto interior bruto (PIB) en el 1,4% durante este año y la reduce dos décimas para el próximo, hasta el 1,4%.

Las proyecciones macroeconómicas de otoño que publicó ayer el Ejecutivo comunitario, más pesimistas que las anunciadas en julio, incluyen por primera vez datos para 2021. Durante ese ejercicio se espera que el PIB en los diecinueve Estados que comparten el euro crezca un 1,2% y que en los Veintiocho progrese un 1,4%.

La Comisión considera que las «persistentes» tensiones comerciales entre EEUU y China, así como «los elevados niveles de incertidumbre política», «han pesado sobre la inversión, la industria manufacturera y el comercio internacional».

Entre los riesgos a futuro, también apuntó a la posibilidad de un Brexit sin acuerdo o una ralentización más profunda de lo previsto en China.

Bruselas opina que el crecimiento económico mundial seguirá siendo «débil» y, por ese motivo, el aumento del PIB en Europa dependerá «de la fuerza de los sectores más orientados a los mercados nacionales», si bien advierte de que «no es probable que basten por sí solos los factores nacionales para impulsar un crecimiento fuerte».

Al mismo tiempo, la Comisión destaca que los mercados laborales siguen siendo «fuertes» y que el paro continúa bajando. «Hasta ahora, la economía europea ha demostrado resistencia ante un entorno externo menos favorable: el crecimiento económico ha continuado, la creación de empleo ha sido robusta y la demanda interna ha resultado fuerte», declaró el vicepresidente para el Euro, Valdis Dombrovskis.

A la espera del Brexit

Por su parte, el Banco de Inglaterra (BoE) elevó ayer al 1,4% su previsión de crecimiento de la economía británica en 2019, frente al 1,3% pronosticado en agosto, y rebajó a un 1,2% y 1,8% las perspectivas para 2020 y 2021. Además, anunció que mantiene en el 0,75% los tipos de interés y su programa de estímulo económico, a la espera de ver cómo se concreta la salida de la Unión Europea, prevista para el 31 de enero.

El gobernador del BoE, Mark Carney, explicó que el recorte del crecimiento en el periodo de tres años refleja el efecto de la ralentización de la economía global y del acuerdo del Brexit negociado en octubre por Boris Johnson, que contempla, entre otros elementos, la salida de Gran Bretaña de la unión aduanera comunitaria.

Carney dijo que espera que la economía global «se recupere» en los próximos meses y que se reduzca la incertidumbre para los hogares y las empresas.