GARA
MADRID

Guterres critica la falta de ambición al abrir la COP25

Informes alarmantes y llamamientos a actuar de forma urgente abrieron la cumbre del clima COP25 en Madrid, una conferencia exiliada de su sede en Chile, por las protestas sociales en este país. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, criticó la falta de voluntad política y de ambición para ir más allá de los objetivos del Acuerdo de París, ya insuficientes. La UE anunció una ley de transición pero sus planes también fueron tachados de poco ambiciosos.

Los llamamientos a actuar de manera urgente y decidida ante la emergencia climática se multiplicaron ayer en la apertura de la COP25 en Madrid, ante el temor de que la cita se quede corta frente a las expectativas.

«¿Realmente queremos pasar a la historia como la generación que hizo como el avestruz, que holgazaneaba mientra el mundo ardía?», lanzó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Ante los representantes de unos 200 firmantes del Acuerdo de París, entre ellos unos cuarenta jefes de Estado o Gobierno, Guterres instó a elegir entre la «esperanza» y tomar acciones, o la «capitulación».

El secretario general de la ONU subrayó su frustración por la lentitud de los cambios y pidió mostrar «la ambición política que nos pide la gente. Hacer menos será una traición al conjunto de la familia humana y de las generaciones venideras».

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente ya ha advertido de que el objetivo ideal de acuerdo de París de limitar el calentamiento a +1,5 °C con relación a la era preindustrial va a ser difícil de alcanzar. Ya no basta con los planes iniciales y habría que reducir las emisiones de CO2 un 7,6% anualmente, hasta 2030 para conseguirlo. Y no hay ninguna señal de que empiece a bajar. Aunque los Estados cumplieran sus compromisos actuales, la subida podría superar los 3 ºC.

«Sigue faltando voluntad política», lamentó Guterres.

«No hay tiempo ni razones para el retraso. Necesitamos un cambio rápido y profundo sobre la forma de hacer negocios, generar energía, construir ciudades, movernos y alimentarnos», añadió, a la vez que defendió una transición justa que proteja el futuro de los trabajadores afectados negativamente.

Tras su discurso, se repitieron los mensajes en los que jefes de Estado y Gobierno exhibían sus propuestas y «avances».

En el punto de mira de las críticas, las reticencias de China y Japón a aumentar su ambición y, sobre todo, Estados Unidos. que acaba de confirmar su retirada del Acuerdo de París

En este contexto, los ojos se giran hacia la UE, que cuenta con amplia representación en la COP25, pero con ausencias como Emmanuel Macron o Angela Merkel. Precisamente, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que en marzo presentará una propuesta sobre «la primera ley europea de transición hacia la neutralidad climática», que afectará a la emisión en los principales sectores, así como a los precios de transporte, e incluirá energía limpia «a un precio justo» y «una estrategia de protección de la biodiversidad».

«Seremos los campeones de la transición verde», garantizó el nuevo presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

Pero la UE dejó para 2020 la obligada revisión de sus ambiciones a corto plazo, lo que puede ser demasiado tarde. Climate Action Network Europe, red europea de ONG contra el cambio climático, criticó las iniciativas expuestas por Von der Leyen y Michel, por «poco ambiciosas» y sin conexión con la declaración de emergencia climática.

Por su parte, los países del sur buscaron hacer oír su voz, reclamando a los del norte asumir sus responsabilidades y ayudarlos a enfrentar los desastres que se anuncian. «El agua cubre ya gran parte de nuestro territorio en un momento u otro del año (...). Nos resistimos a morir», afirmó la presidenta de las Islas Marshall, Hilda Heine.