Raimundo Fitero
DE REOJO

Absurdidades

El Clima, el Tiempo, los tiempos, los premios, el parlamento español, porque hace sol o porque llueve, a veces, por un simple dolor de muelas, la vida parece un cúmulo de absurdidades. Sin entrar en territorio contaminado de terapias y fórmulas mágicas para sacar a alguna alma de un pozo o bajarla de una nube, yo digo que ver a los parlamentarios de Vox y Cs, empujándose por sentarse en un escaño, forma parte de la nueva política, sin lugar a dudas, son unos cafres con aires de gamberros que ayudan a la desazón y desconfianza, especialmente cuando ese hombre de luengas bravas, que recuerda a Valle Inclán y que habla con preciosismo castellano debe ordenarlos.

Llamamos absurdas a cuestiones que pueden ser fruto de un realismo posmoderno estructurado en base a la espera de soluciones externas a la voluntad perdida de los individuos. Alguien advierte con una seriedad que alcanza aires becketianos que «morirás solo, aunque tengas la tele encendida». La caja tonta es la más lista de la casa, nos ha secuestrado durante demasiadas horas. Esa visita muy habladora, sigue hablando, en prosa y en mercantil. Ahora se vive en otra nueva colonización: las series emitidas por plataformas de pago. Si uno usa la calculadora para sumar las nuevas plataformas, las nuevas series, la presión que se ejerce para hacerte fan de una serie o veintidós, los números no salen. No existen tantas ganas de pagar por ver televisión. Y no hay tiempo para verlas todas, aunque seas pudiente.

Es por estas y otras muchas razones que encaminarse a la neurastenia tiene tantos caminos. El paro aumenta, la posibilidad de formar gobierno se aleja, llegan las luces y las sombras navideñas y es cuando a mí me llega una pesadilla recurrente: sueño con el gol de Iniesta por si lo falla.

Una absurdidad más.