Antonio Álvarez-Solís
Periodista
AZKEN PUNTUA

La catequesis

Cuando se prepara a los niños para acceder a ciertas prácticas litúrgicas esenciales, como la primera comunión, se habla de catequesis. Se trata de habilitar a las criaturas para participar de pleno derecho en ciertos ceremoniales sacramentales tras ser trasformadas en mayores de edad en la fe.

Pues bien, el presidente del PP propone al Sr. Sánchez, un agónico jefe de gobierno en funciones, que se modifique la Constitución a fin de conseguir un gobierno de pleno derecho aún sin poseer los sufragios necesarios en las urnas; en lenguaje catequístico un gobierno adulto merced a una infusión de gracia sacramental.

La cosa funcionará tras cambiar el artículo 99 de la Carta Magna, que hasta ahora era sagrada aunque nacida de un referéndum herético, como es sabido. Bastará con que el partido más votado redondee su insuficiencia electoral con la adición automática de unos diputados creados de la nada. Serán milagrosos. No se les verá, pero estarán en la Cámara. No olvidemos la observancia religiosa del PP. Con esta sencilla maniobra se logrará que la formación más cercana a la mayoría en el Parlamento resulte por fin mayoritaria. El PP estima que con ello los votos nacionalistas, que son votos perversos, dejarán de contar como expresión popular y el Parlamento será más sagrado por contar con diputados salidos de la nada. Laus Deo.