Soledad Galiana
CRISIS POLÍTICA EN LA REPÚBLICA DE IRLANDA

Elecciones adelantadas, pero no inesperadas

El Taoiseach (primer ministro) Leo Varadkar ha anunciado que las elecciones generales se celebrarán el 8 de febrero, suspendiendo el Parlamento irlandés (Dáil) y dando paso a una corta campaña electoral.

Ya desde mayo de 2019, cuando tuvieron lugar las elecciones locales y europeas, se comenzó a especular sobre la posible fecha de las elecciones generales. El Gobierno de Fine Gael, apoyado por algunos diputados independientes, había llegado a un acuerdo con Fianna Fáil para que esta formación apoyara los presupuestos durante un periodo de tres años, hasta el final de legislatura, y a pesar de los deseos del actual primer ministro irlandés, Leo Varadkar, de que las elecciones tuvieran lugar en mayo, las advertencias por parte del líder de Fianna Fáil, Michéal Martin, asegurando que su partido no votaría junto al Gobierno han forzado que la fecha se adelante al 8 de febrero.

Claramente, el Brexit va a jugar un papel importante en la campaña, pero para los irlandeses este es un tema secundario ante las realidades que encara la sociedad. La crisis de la sanidad y la vivienda serán centrales en esta campaña, que precisamente se abrió el 14 de enero con la noticia de que una persona sin techo había resultado gravemente herida cuando los servicios de limpieza retiraron la tienda de campaña en la que se encontraba durmiendo. Dos días después, una joven apareció muerta en un hostal para personas sin techo. La semana anterior había saltado la noticia de la muerte de un paciente al romperse el cuello y que yacía al lado de la camilla a la que se ven condenados durante días las personas que visitan los servicios de emergencia en la mayoría de los hospitales irlandeses.

Ya a finales del pasado año el Gobierno de Varadkar se salvó de una convocatoria de elecciones cuando el ministro de Vivienda, Eoghan Murphy, pudo superar una moción de censura por tan solo tres votos. El día de la votación se conocía la cifra de personas registradas soin techo, un total de 10.500. A día de hoy, la situación no ha mejorado demasiado. Las últimas cifras muestran que hay 10.448 personas sin hogar en Irlanda, 6.696 adultos y 3.752 menores que han perdido sus hogares debido tanto a la espiral del aumento de los alquileres, que en muchos casos superan los salarios mensuales de los ciudadanos, como a los desahucios consecuencia del legado de la crisis económica. Los más afortunados consiguen acomodo en hoteles o pensiones, donde las familias se hacinan en una sola habitación. El resto se ve obligado a dormir en sus coches, en tiendas de campaña o en la misma calle.

El Gobierno ha empezado a invertir en vivienda de protección social, pero solo desde hace dos años; por tanto, poco ha servido para reducir el número de familias que se ven afectadas por la pérdida de su hogar. Desde la oposición y las organizaciones no gubernamentales (ONG) que prestan servicios a las personas sin techo se apunta a la renuencia de Fianna Fáil y Fine Gael a implantar medidas para controlar el incremento de los alquileres.

Precisamente una propuesta de ley presentada por Sinn Féin para congelar los alquileres se ha visto paralizada por la convocatoria electoral, tal como ha ocurrido con una nueva moción de censura contra el ministro de Sanidad, Simon Harris, por la crisis del servicio público. Un número de diputados había adelantado ya que no respaldarían al Gobierno, lo que significa que el partido de Leo Varadkar podría haber perdido la votación. Quizás sea esta una de las razones para la apresurada convocatoria de elecciones.

Varadkar ha hecho referencia a tres grandes cuestiones para explicar su decisión de acudir a las urnas ahora: la finalización de la primera fase del Brexit; la restauración de las instituciones del norte; y el hecho de que la economía «nunca ha sido más fuerte».

Las últimas encuestas muestran a Fine Gael y Fianna Fáil con un 27% de respaldo ciudadano, seguidos por Sinn Féin con un 20% de los votos. Unas elecciones extraordinarias recientes, convocadas para elegir diputados en los cuatro distritos electorales donde los electos habían abandonado su escaño para ir al Parlamento Europeo, no se saldó con el mejor resultado para el partido de Varadkar, que no consiguió ningún escaño. El electorado, concretamente, se decantó por dos candidatos de Fianna Fáil, uno de los Verdes y otro de Sinn Féin.

Varadkar es consciente de que este no es el mejor momento para la convocatoria de elecciones. La controversia y reacción negativa ciudadana generadas en torno a la propuesta gubernamental de conmemoración de las organizaciones policiales y parapoliciales británicas RIC y Blank and Tans, responsables de múltiples atrocidades a principios del siglo XX, que obligó finalmente a su suspensión, se sumaron la semana pasada al registro de niveles récord de personas en camillas en hospitales de todo el país. Y es que el hacinamiento en los hospitales ha alcanzado niveles máximos, particularmente en el Hospital Universitario de Limerick.

El empate técnico entre los dos partidos conservadores y el contexto irlandés hacen predecible la necesidad de un gobierno de coalición, y los resultados que los partidos minoritarios y los candidatos independientes obtengan en estas elecciones serán cruciales a la hora de formar ejecutivo. Fianna Fáil y Fine Gael han asegurado que no se coaligarán con Sinn Féin.

Sinn Féin apunta que el Gobierno de Fine Gael no hubiera sido sostenible sin el apoyo de Fianna Fáil, por lo que afirma que la presencia de cualquiera de los dos partidos en el gobierno no cambiaría las políticas económicas o sociales. Es por ello que los republicanos han denunciado la decisión del canal de televisión pública RTÉ de excluirles del debate que enfrentará a Varadkar y Martin por considerarla antidemocrática. A pesar de la victoria de su candidato en las elecciones extraordinarias de noviembre de 2019 en Dublín, Sinn Féin es consciente de las pérdidas que sufrió en las elecciones europeas y locales de mayo del pasado año y, aunque las encuestas de opinión le auguran resultados positivos ahora, es verdad que luego no suelen reflejarse.

El partido republicano se enfrenta, asimismo, a la renovación de sus candidatos. El que fuera presidente del partido e histórico líder republicano, Gerry Adams, se retira de la política. Le acompañan el que fuera el primer diputado de Sinn Féin en el Parlamento, Caoimhghín Ó Caoláin, y el expreso republicano Martin Ferris, así como uno de los candidatos de Cork, Jonathan O’Brien. Habrá que ver la reacción del electorado en los distintos distritos respecto a los nuevos nombres presentados por Sinn Féin, aunque se espera que la vuelta del Ejecutivo norirlandés en Belfast tenga un efecto positivo.

Sinn Féin se ha comprometido a construir el mayor programa de vivienda pública en la historia del Estado irlandés, además de una propuesta que plantea, como parte de su plan de vivienda, reducir los alquileres hasta 1.500 euros al año mediante la introducción de un crédito fiscal por parte de los inquilinos. La líder del partido, Mary Lou McDonald, ha acusado a Fine Gael y Fianna Fáil de estar «en los bolsillos de constructores y propietarios de viviendas de alquiler» y de no actuar en interés público en lo que respecta a la vivienda.

De entre los partidos restantes, el único que muestra una recuperación son los Verdes, que esperan obtener seis escaños, lo que duplicaría su número de representantes electos en el Parlamento. Su vuelta se ha visto favorecida por la necesidad de políticas contra el cambio climático y porque, también, ya han pasado 13 años de castigo por parte del electorado por su participación en el gobierno de coalición con Fianna Fáil con el que se inició la crisis económica irlandesa. Sin embargo, Irlanda es un país dependiente de los ingresos del sector servicios y agrícola, y los agricultores ven las políticas de los Verdes como un enemigo.

Aunque los Laboristas aspiran a «al menos duplicar» su número de escaños en la Cámara, el electorado recuerda las políticas de austeridad propulsadas desde los representantes del partido en el gobierno de coalición con Fine Gael y que le llevaron a pasar de 33 a 7 diputados en las últimas elecciones. Las encuestas de opinión les dan ahora tan solo seis escaños.