Para elogiar la figura de un emblema del club rojiblanco como Argoitia en su 80 cumpleaños, no hacía falta citar a Neymar. Un jugador que buscó lucirse en la final de Copa de 2015 ante el Athletic cuando el partido ya estaba decidido tratando de pasar la pelota con su «lambretta» por encima de Bustinza. Seguro que a los jugadores no les ha hecho ninguna gracia la comparativa. ¿No recuerdan el gesto de rabia de Etxeita y otros encarándose con el brasileño? Si además, el propio Argoitia explica que su jugada se llamaba el «diábolo» en los sesenta, era más que suficiente para poner en valor el factor propio sin tener que mirar hacia fuera. Pero da la impresión que llamar la atención es más importante que hacerse entender. Y es que es difícil de explicar por qué abrir la puerta de Lezama a Javi Martínez, que prefirió marcharse, o escuchar ofertas por Ibai cuando cuenta para el entrenador. La pasada temporada Susaeta declinaba renovar dolido con el trato del club. La historia va camino de repetirse con Beñat y San José. Todos los ciclos acaban, pero hay que cuidar el cómo porque uno de los pilares que sostiene la casa rojiblanca son los jugadores.