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China trabaja a contrarreloj para frenar la propagación del virus

En pleno brote por el nuevo coronavirus, que ha dejado ya al menos 26 muertos entre los 887 contagiados diagnosticados en China, las autoridades han decidido trabajar contrarreloj para contener la propagación de la epidemia y sacar músculo con la construcción en diez días de un hospital de mil camas en Wuhan. Pekín ha ampliado la cuarentena a 13 ciudades, donde viven unos 41 millones de personas. Se han confirmado los primeros casos en Europa.

El Gobierno chino amplió ayer la cuarentena para luchar contra el coronavirus a 13 ciudades, donde viven unos 41 millones de personas, para contener la propagación de una epidemia que ya ha matado a 26 personas, y que ha obligado a cancelar numerosas festividades del Año Nuevo chino. Varias provincias chinas, incluida Hubei, de la que es capital Wuhan –epicentro de la enfermedad–, declararon ayer el nivel 1, el máximo en emergencia sanitaria.

El saldo oficial se agravó, aunque por el momento la Organización Mundial de la Salud (OMS) evita la declaración de emergencia mundial, al considerar que es pronto para saber la gravedad de la epidemia, aunque pidió a China que aumente la vigilancia ante una epidemia «de alto riesgo regional y global». Pekín ha informado de 830 personas contaminadas, de las cuales 26 han fallecido. De ese total de casos, 117 son considerados de gravedad; 34 pacientes se han recuperado y un millar de casos sospechosos están siendo examinados.

El Gobierno de Pekín ordenó construir en 10 días un hospital de mil camas exclusivamente destinado a recibir a las víctimas en el foco de la epidemia, la ciudad de Wuhan, de 11 millones de habitantes. Los obreros trabajan a contrarreloj para tenerlo listo el 3 de febrero. Además, movilizó a personal médico de todo el país hacia Wuhan.

La propagación del virus ha sorprendido al gigante asiático en medio de una época festiva en la que decenas de millones de ciudadanos regresan a sus lugares de origen para pasar las fiestas en familia y de multitud de celebraciones públicas.

Numerosas actividades con motivo del Año Nuevo chino han sido canceladas. A partir de hoy cerrarán al público la Ciudad Prohibida de Pekín, el parque de atracciones de Disneyland en Shanghai y una sección de la Gran Muralla. Se suman a otros patrimonios cerrados al público, como el Museo Nacional de China, la Biblioteca Nacional de China, el Museo Nacional de las Artes de China y la Mansión del Príncipe Kung.

Las similitudes de la nueva cepa con el Síndrome Respiratorio Severo Agudo (SRAS), que mató a más de 650 personas en China y Hong Kong entre 2002 y 2003, han causado la alarma entre autoridades y población.

La rápida respuesta de Pekín con el coronavirus contrasta con la que dio en el caso del SRAS, cuando mantuvo la opacidad durante mucho tiempo y denegó inicialmente el acceso a los expertos de la OMS.

Salto a Europa

Esta reacción, sin embargo, no ha podido evitar la propagación de la epidemia. Fuera de China, pero en el mismo continente se han diagnosticado casos, pocos, en Hong Kong, Macao, Corea del Sur, Singapur, Taiwán, Nepal, Vietnam, Tailandia y Japón, algunos de ellos curados.

También se confirmó ayer un segundo caso en EEUU y otros dos en el Estado francés, uno cerca de París y otro en Burdeos. En el Estado español se descartaron dos casos sospechosos, mientras se examinaba a diez posibles contagiados en Gran Bretaña e Italia.