Endika Alonso
Concejal de EH Bildu en el Ayuntamiento de Iruñea
KOLABORAZIOA

El Calendario Maya

Desde el comienzo de legislatura la ciudad está padeciendo por parte del equipo de gobierno del tripartito de derechas una «obsesión por la reversión», que tiene una de sus vertientes claramente definida en lo que, desde el grupo municipal EH Bildu de Iruñea denominamos «euskarafobia».

Podríamos hablar de las actuaciones de Pirritx eta Porrotx que sufrieron la más dura censura, o del reglamento de Participación que el equipo del Sr. Maya no quiso aprobar por contener cuatro palabras en euskera. Otro hito que ha dado (y dará) que hablar es la revisión de contenidos del programa Conozcamos Pamplona, donde, entre otras cosas, el concejal delegado propone revisar las referencias al euskera, poniendo en duda que fuera la lengua utilizada por los y las habitantes de Iruñea desde hace siglos.

El episodio que quiero destacar hoy es el calendario municipal, ese que se reparte de manera gratuita entre la ciudadanía. Lo podríamos llamar el Calendario Maya (no confundir con el célebre calendario de aquella civilización Maya existente en el continente americano). El Calendario Maya de Pamplona es curioso, se mire por donde se mire. En primer lugar, porque recupera una costumbre que ya creíamos superada, como es la de editar dos formatos diferentes, uno en euskera y otro en castellano.

Poco importa que para ello haya habido que gastarse 2.200 euros más que el año pasado. Poco importa que la edición de ese calendario vaya en contra de la ordenanza del euskera, motivo por el cual este grupo municipal ha recurrido al TAN la decisión.

Pero es que la curiosidad de este calendario va más allá, porque es capaz de incumplir dos normativas del euskera, la actual en vigor de mayo de 2019 (que no contempla la opción de los dos formatos diferentes) y la que aprobaron el tripartito de derechas con el voto de PSN que se está todavía tramitando y no es vigente. Porque esa futura ordenanza recoge que «la aplicación del doble formato precisará acuerdo motivado de la Junta de Gobierno Local». Acuerdo que no existe. Entonces, ¿cuál es la motivación de estos cambios que suponen más dinero y que contravienen no una, sino dos ordenanzas?

Efectivamente, la euskarafobia. Las prisas porque el euskera no «contamine» las paredes de los domicilios de la población iruindarra y borrarlo de un plumazo.

Cabe destacar que en su obsesión contra la ‘‘lingua navarronum’’, y aprovechando el rediseño, se eliminan también del Calendario Maya las referencias al 8 de marzo y al 25 de noviembre, día contra la violencia contra las mujeres. Todo ello para plagarlo de santos del más diverso pelaje.

Así es el Calendario Maya, ilegal, inexplicable, caro y euskarafóbico y desigualitario.

Seguiremos hablando de él, porque visto el nivel de ocurrencias, reversiones, y unilateralidades del alcalde, será conveniente a modo de recordatorio ir colocando todas ellas mes a mes, desde mayo del 2019, para dentro de un tiempo poder configurar un verdadero Calendario Maya que recoja sus mayores éxitos (o, más bien, fracasos).