Iñaki IRIONDO

Vox tendría un escaño si repite los votos del 10N, y la unión de PP y Cs no sumaría

Los movimientos en la derecha y la extrema derecha serán unas de las novedades de estas elecciones, porque Vox puede alcanzar un escaño y la coalición PP-Cs parece que resultará inútil.

Las elecciones adelantadas por Iñigo Urkullu al 5 de abril tienen dos novedades en el ámbito de la derecha y la extrema derecha sobre las celebradas en setiembre de 2016. Por un lado, el notable incremento de los votos de Vox en estos cuatro últimos años, que le podría permitir entrar en el Parlamento de Gasteiz. Por otro, la posible unión entre el Partido Popular y Ciudadanos, que incluso podría llevarse por delante la tradicional sigla de la formación de Alfonso Alonso y que, no obstante, será difícil que le sirva para crecer en escaños.

En 2016 Vox obtuvo la ridícula cifra de 771 votos en las elecciones autonómicas; el 10 de noviembre de 2019 sumó 28.979. Ese número de papeletas, por grande que haya sido el crecimiento relativo, apenas supone el 2,46% de los votos en la CAV. Pero no puede olvidarse que el sistema electoral autonómico tiene como circunscripción cada uno de los tres territorios históricos, en los que se reparten 25 escaños en cada uno. Y en Araba, en las últimas elecciones al Congreso de los Diputados, Vox logró 6.421 votos, un 3,78%, lo que le daría un escaño por esta provincia.

Lo que puede evitar la entrada de la extrema derecha en el Parlamento no es el llamado «voto útil» a otra fuerza, sino el desapego de su electorado hacia unas elecciones autonómicas.

En las elecciones al Congreso de abril de 2019 en Araba votaron a Vox 5.608 personas. El candidato del PP, Javier Maroto, perdió su escaño en favor de EH Bildu. Meses después, en la repetición electoral, el PP presentó a Mari Mar Blanco como candidata y avisó de que, si no concentraba el voto de la derecha, de nuevo volvería a ganar el independentismo. El voto de Vox subió a 6.421. Es decir, ese electorado no vota ya al PP ni contra EH Bildu. Y esta vez, además, Vox podría tener premio.

Por contra, en las elecciones a Juntas Generales, que se celebraron entre las dos al Congreso, el voto a Vox se quedó en 2.272 y los números no indican que fueran a otro partido. Esto hace pensar que el votante de la extrema derecha se siente más atraído por el marco estatal que por el provincial y el autonómico. Es lo único que puede hacer que Vox no llegue al Parlamento el próximo 5 de abril.

En cuanto a los efectos de la posible coalición entre PP&punctSpace;y Ciudadanos, lo que dicen los números es que, sumando los votos obtenidos por ambos partidos el pasado 10 de noviembre y proyectándolos al Parlamento de Gasteiz, el PP no obtendría ni un solo escaño más por unirse a los de Inés Arrimadas.

En este caso, además, habría que comprobar cuáles serían los efectos de un hipotético cambio de nombre de la papeleta que arrinconara una sigla tradicional y asentada como la del PP, cuando además puede haber una competencia con Vox. Ni qué decir tiene lo que podría ocurrir si, además, a última hora se produce un improbable relevo al frente de la candidatura, que sustituyera a Alfonso Alonso por otra persona, lo que todavía hay voces que siguen alimentando desde Madrid.

Aunque sea un espacio electorado que va menguando en la CAV, en las próximas elecciones autonómicas todavía habrá que seguir mirando a la derecha y más allá, sobre todo en Araba, para ver qué movimientos se producen en ese extremo.