Imanol INTZIARTE
LA VIVIENDA EN DONOSTIA

INQUILINOS DE FONDOS BUITRE, TEMOR SIN RESIGNACIÓN

Enrique Setién y Laura Fernández son dos de los inquilinos de las 300 viviendas que el fondo Azora posee en Donostia tras su compra de Inmobiliaria Vascongada. No están dispuestos a abandonar su casa sin plantar cara.

Una persiana bajada. «Está ahí», dicen. En la fachada exterior, placas de diferentes negocios, pero ninguna que revele la presencia de Inmobiliaria Vascongada. Llaman la atención los dos ‘seguratas’ del portal. Uno de ellos saca fotos con su teléfono móvil a las personas del exterior. Es la calle Ijentea de Donostia, junto al Ayuntamiento. A pocos metros de donde estaba la pastelería Izar. O el bar Barandiaran, el ‘Barandi’ para los asiduos. La librería Graphos les precedió hace años. Todos cerrados. Donde confluyen la calle Mayor y el Boulevard.

Inmobiliaria Vascongada era, en palabras de uno de sus arrendatarios, «como un negocio familiar, muy cercano, nos daban confianza». Poseía diferentes bloques, alquiler de vivienda habitual. La mayoría en Gros: del 35 al 45 de la calle Ategorrieta, Bermingham 1, Gran Vía 8 y 10, y Zabaleta 55. También los portales 12, 14 y 20 de la calle Salud, en Amara Zaharra. y el edificio de Ijentea 2 en el que tenía sus oficinas. Un caramelo con alrededor de 300 pisos.

De repente empezaron a llegar los burofaxes. Se pasaba de «renovar con normalidad los contratos» a notificar su finalización cuanto venzan. «Nos encontramos en un limbo, no sabemos qué va a pasar», apunta Enrique Setién, vecino de Ategorrieta 49. Son seis bloques, cada uno con seis plantas de altura, donde termina Gros y empieza la subida hacia el alto de Miracruz.

Su familia lleva casi un siglo en ese piso. «Ahí empezó la tía de mi mujer en el año 1923, más o menos. Luego pasó a mis suegros y luego a nosotros. Necesitaba reformas, y nos gastamos un montón de pasta en la cocina, puertas, suelo, bañera, ventanas… con la perspectiva de que iba a ser a largo plazo.» Consultaron con Inmobiliaria Vascongada, para no pillarse los dedos.

«Quieren quitar rentas viejas»

Lo que nadie les dijo es que la empresa iba a cambiar de dueños. Toda su cartera es ahora propiedad de Azora, uno de esos fondos de inversión tachados de «buitres». Y Azora, se temen, quiere las manos libres y los edificios vacíos. «Lo que no les interesa para nada es tener gente de antes. Quieren especular, y van a quitar todo lo que puedan de rentas viejas y meter gente nueva con unos precios insoportables», apunta Setién. «Yo tengo ya 64 años, estoy en el paro, mi mujer trabaja. Pagamos 700 euros, si nos meten una renta de 1.200-1.300 euros, apaga y vámonos. Nuestro contrato vence en 2021 y estamos asustados. No hay ninguna perspectiva, porque tampoco hay opción a pisos de protección oficial en alquiler», añade.

Al fondo Azora la precede su fama. La compañía está liderada por Concha Osácar y Fernando Gumuzio, ambos exdirectivos del Banco Santander. Fue fundado en 2003 como «gestora de capital privado para la inversión inmobiliaria», aunque ahora ya toca diversos palos. Maneja, según los datos de su web, un patrimonio de 13.000 viviendas de alquiler con el objetivo de generar «rentabilidades atractivas para los inversores».

Para darse cuenta del alcance de sus redes basta con una rápida búsqueda en Twitter. Hay plataformas de afectados en Terrassa, San Sebastián de los Reyes, Badalona… Saltó a las portadas en 2013, cuando junto a Goldman Sachs compró unas 3.000 VPO de alquiler correspondientes al Plan Joven del Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid, entonces gobernada por Ignacio González (PP). La operación fue anulada por el Tribunal Supremo en diciembre pasado.

No son los primeros en clavar su bandera en Donostia. La estadounidense Blackstone, junto a Testa Socimi, adquirió una promoción de más de 500 VPO de alquiler en Benta Berri, en el Antiguo, pisos que están sujetos a control público solo hasta 2028. ¿Y luego qué?

«Especulan con la vida de la gente»

«Están especulando con la vida de la gente, me parece una barbaridad», apunta Laura Fernández. Esta estudiante de doctorado de investigación, de solo 23 años, es otra de las afectadas. Comparte un piso con otras tres compañeras en el portal 1 de la calle Bermingham, junto a la playa de Zurriola. Pagan por ello cada mes la friolera de 1.600 euros de renta. «Y porque nos la bajaron, que pedían 1.800. Es una pasada, pero lo tienes que coger porque no hay nada más».

Explica que «llevamos un año, tenemos contrato hasta mayo, y luego se supone que siete años de prórroga. Pero eso, se supone, no nos lo van a renovar, porque no podrían vaciar el edificio. Te pueden ir pasando mes a mes, sin saber si el mes que viene vamos o no a tener casa». Remarca que su situación no es tan angustiante porque «nos podemos separar porque somos compañeras, las familias no se pueden ir cada uno por su lado. Al principio, cuando firmas el contrato, te dicen ‘esto para vivienda habitual’».

Se muestra indignada. «No me parece nada bien que se tenga que especular con la vida de la gente. Ya no se trata de que tengas que pagar más de alquiler por la situación, si estás más cerca de la playa… Me parece una barbaridad, es increíble que el gobierno no haga absolutamente nada para parar esto», sentencia. Y por eso ha decidido que no se marchará sin plantar batalla.

Y mientras, los hoteles siguen proliferando en la bella easo

Esta misma semana se ha conocido la puesta en marcha de un nuevo proyecto hotelero en la capital guipuzcoana. Es otra cara de una dinámica que incrementa las plazas para los visitantes y obliga a los locales a buscar su residencia fuera de la ciudad, ante la falta de viviendas a precios asequibles.

Será además en el barrio de Gros, muy cerca de buena parte de los bloques que controla el fondo de inversión Azora. Concretamente en una de las manzanas entre las calles Ategorrieta y José María Soroa, en el solar de la parroquia de San Pío X y el colegio María Inmaculada. Tendrá cinco plantas de altura, más el ático.

En lo que va de 2020 ya se ha inaugurado un hotel –el Arbaso, en la calle San Martín frente al Buen Pastor–, y está prevista la apertura de otros siete establecimientos más a lo largo de estos doce meses.I.I.

Egoeraren aurrean irtenbideak bilatu ditzatela eskatu dute bizilagunek

Putre funtsen kontrako elkarretaratzea egin zuten atzo Donostiako hainbat bizilagun elkartek eta Kaleratzeak Stop plataformak. Azken urteetan hirian zabaltzen ari diren enpresak Estatu espainoleko beste hirietan izaten ari diren jokabidearekin kezkatuta daude –etxebizitzak erosi eta alokairuen prezioak bikoizten dituzte, maizterra kaleratzen duten arte–, eta horri aurre egiteko eskatu zieten instituzioei. Donostia «bizigarri» bat nahi dutela adierazi zuten, eta ez egungo hiri eredua, ostatu eta pisu turistikoz josita dagoena, bertakoei aukerarik utzi gabe.N.B.