GARA
GASTEIZ

«Algunas falsificaciones son extremadamente burdas», dice un geólogo

Un geólogo del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) que declaró ayer en el juicio por la supuesta falsificación de grafitos en el yacimiento romano de Iruña-Veleia, situado a unos 10 kilómetros de Gasteiz, aseguró que la «falsificación en algunas piezas es extremadamente burda».

La sesión celebrada en el Juzgado de lo Penal 1 de Gasteiz se centró en el informe elaborado por este trabajador del IPCE que tras analizar 39 piezas cerámicas de ese yacimiento –de las 476 sobre las que supuestamente se efectuaron grafitos falsos– concluyó que «no hay duda» de que 35 de ellos son «de origen contemporáneo».

El geólogo describió con todo tipo de detalle el estudio llevado a cabo sobre las piezas, que fueron «barridas a conciencia» por un microscopio electrónico durante «casi 400 horas», una técnica de análisis que «no deja ningún tipo de huella de su paso por la cerámica».

También explicó que se analizaron las piezas con luz fluorescente ultravioleta, que permite ver los posibles repintes y añadidos en las obras, y que solo con ello hubiera sido suficiente para certificar su falsedad porque en algunos casos la falsificación es «extremadamente burda».

El geólogo del IPCE, que declaró durante cuatro horas tras un biombo para proteger su imagen, relató que una de las constantes observadas es que en los surcos de los grafitos se han encontrado restos de acero común e incluso, en dos piezas, de acero inoxidable.

Restos metálicos modernos

Esos restos metálicos modernos, además, están «inalterados», solo aparecen en los surcos de las letras y dibujos y además rompen la «costra» que cubría la pieza tras permanecer durante siglos bajo tierra, describió el experto, e indicó que esos restos de metales, «circunscritos» a los surcos de las letras y dibujos, no pueden proceder de los instrumentos utilizados en el lavado de las piezas.

También describió «anomalías» en fracturas de las piezas con «roturas recientes», sin costra; trazos anómalos, con letras que no existían en el alfabeto romano arcaico, y surcos sobre las cerámicas que no han estado en contacto con la tierra del yacimiento. El experto del IPCE también avaló la selección de las cerámicas analizadas por ser «muy representativa del conjunto» de las que supuestamente fueron falsificadas y ante la imposibilidad de analizar todas.

Hasta este momento varios arqueólogos que trabajaron en este yacimiento han puesto en duda en sus declaraciones la autenticidad de estos grafitos que cuando fueron presentados en público, en junio de 2006, fueron calificados de históricos.