El Ibex cerró ayer por encima de los 10.000 puntos, algo que no había hecho desde mayo de 2018. Los mercados apuestan por un mayor control sobre el coronavirus por parte de China y unos efectos muy moderados en el crecimiento económico, a pesar de reconocerse el impacto de la suspensión de la actividad en las empresas chinas, la rebaja en la demanda del petróleo, las restricciones al transporte o la cancelación de eventos internacionales por la renuncia, sobre todo, de compañía asiáticas. También ayudan a mantener la serenidad los últimos estímulos de Pekín para hacer frente a las consecuencias de la epidemia. Así, el Banco de China bajó ayer los tipos de interés en los préstamos a medio plazo, que pasan al 3,15% del 3,25% anterior.

Por otro lado, los inversores siguen mirando con lupa lo que acontece en las bolsas asiáticas. Los índices principales de las bolsas de Shángai (+2,28%) y Shenzhen (+2,98%) se recuperaron por completo del cierre del 3 de febrero, cuando se desplomaron a la vuelta de las vacaciones del año nuevo chino y la rápida expansión del coronavirus infundía un gran temor, tanto sanitario como económico.

El Ibex terminó con 10.022,20 puntos, después de anotarse un 0,66%. Si se sumaran los dividendos, el selectivo cerró con un nuevo máximo histórico de 29.252,20 puntos. Las ganancias en el resto de Europa fueron algo menores: París avanzó un 0,27%, Fráncfort, un 0,29%, y Londres, un 0,32%. La Bolsa de Nueva York permaneció cerrada al celebrarse el llamado Día de los Presidentes.

En el Ibex, los mejores del día fueron ACS (+2,37%), Telefónica (+2,18%) y Ence (+2,12%). Entre los más penalizados, destacaron Colonial y Mapfre, que recortaron en más de un 1% sus cotizaciones.