Antonio ÁLVAREZ-SOLÍS
Periodista
AZKEN PUNTUA

Lo asambleario no gusta

Vox ha renunciado a ser un partido asambleario para convertirse en una sociedad con «comisarios» a sueldo. ¡Heil! Acabo de leerlo en “El País”, que es el boletín oficial de la política española. Hasta ahora la asamblea general de adheridos era su supremo órgano político decisorio. Pero sus 57.000 partidarios no son acomodables en ningún espacio y, por tanto, deberán limitarse al «sí» o el «no» telemático acerca de lo que decida una asamblea de delegados, cual será la del próximo siete de marzo, en que será designado el nuevo comité ejecutivo nacional del partido y serán actualizados sus estatutos. Tendrán voz y voto los representantes provinciales, aunque dice también “El País” que el 90% de los delegados consagrados por la base fueron sustituidos en Madrid por «gestoras nombradas a dedo». Vale decir que “El País” es «la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad» de lo que acaece. Por mi parte he de reconocer lealmente, como puro ácrata republicano, que mi ideario es ajeno a estos sucesos, pues para la formación de mi pensamiento sigo los evangelios en su expresión del Cristo galileo; es decir, del Cristo caminante y procuro no enredarme en teologías seráficas. En fin que todo esto de Vox me recuerda simplemente lo acontecido en los años 30 en Alemania e Italia y me digo «¡caramba, caramba!».