El Athletic debe reaccionar de inmediato en Liga tras diez partidos sin ganar y cuatro derrotas consecutivas. Se recurre a la Copa como excusa, pero los otros equipos que están en semifinales logran victorias mientras los rojiblancos van en caída libre. Analizar los errores y recuperar las virtudes es urgente. La crueldad de recibir un gol con el tiempo reglamentario cumplido es un aviso a navegantes. Toda la temporada se puede ir al traste en una jugada. La principal carencia de este Athletic es la falta de mordiente en ataque. Marca muy pocos goles. En la segunda vuelta ha reforzado la retaguardia con un esquema con tres centrales y no le generan muchas ocasiones. Sin embargo, al contrario que en la primera vuelta encaja demasiado. Gaizka Garitano fue capaz de sacar a este equipo del pozo la campaña anterior. Se enfrenta ahora a una dinámica delicada y peligrosa. No encuentra soluciones, no gana y pierde con facilidad. La preocupación es cada vez mayor y el discurso suena repetitivo. La gestión de la plantilla parece que se le vuelve en contra por las diferencias marcadas entre el bloque de titulares y los suplentes. En mitad de la tabla, los puestos europeos se alejan y todavía faltan puntos para asegurar la salvación. Jugarse la temporada a una carta en Copa puede costar muy caro.