Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

Imaginario colonial y pandemia

Durante el mes robado recibí un mensaje de la banlieue parisina anunciándome que, en una emisión del canal LCI, un investigador del INSERM (Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica) y un jefe de Servicio del hospital Cochin alentaban la idea de realizar ensayos clínicos en África, utilizando vacunas de BCG contra la tuberculosis, con el fin de prevenir la covid-19. Su propuesta consistía básicamente en utilizar a la población africana como cobayas. Como dijo Albert Schweitzer, Premio Nobel de la Paz: «El africano es de hecho mi hermano, pero mi hermano menor».

Cuando leí la noticia pensé en lo poco que han cambiado las cosas desde que Conrad navegara por el río Congo. Y es que el Continente negro sigue narrándose como «el otro mundo», la antítesis de la Europa de las Luces y la Ilustración y, por lo tanto, de la Civilización.

Si en el corazón de las tinieblas yacían confusas «sombras negras de enfermedad y hambre», en las instituciones académicas y científicas del Norte sigue campando el principio hegemónico blanco occidentalocéntrico, fruto de relaciones de dominación (económicas, culturales, raciales, epistemológicas...) en las que se inscriben los grupos subalternizados y racializados, desde South Side (Chicago) a la Seine-Saint-Denis.