EDITORIALA
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El Gobierno chino adapta su estrategia económica

La primera sesión de la Asamblea Nacional Popular china estuvo centrada en la discusión de los objetivos económicos para el año en curso. Por primera vez en treinta años, el primer ministro, Li Keqiang, no fijó un objetivo de crecimiento para este año. Justificó la decisión por la gran incertidumbre que ha provocado la pandemia en todo el mundo. Una razón que vuelve a certificar lo interrelacionadas que están las cadenas de producción, aprovisionamiento y consumo en el mundo. Esa gran interdependencia hace que incluso países que no han optado por el confinamiento, como Suecia, estén sufriendo caídas en la producción similares a las del resto. Esa vinculación augura, además, que la reducción de la actividad económica golpeará con más o menos intensidad a todos los países del mundo, China incluida. No obstante, los efectos serán diferentes en función del tejido productivo y del lugar de cada país en el mercado mundial.

Aunque sin un objetivo de crecimiento, el Gobierno chino sí expuso su estrategia económica que continúa la línea abierta hace unos años y que va dirigida a robustecer el mercado interno que, además de mejorar las condiciones de vida de la población, disminuirá la actual dependencia del crecimiento con respecto a las exportaciones, algo que cobra mayor importancia si cabe en los tiempos actuales. En esa dirección, el Ejecutivo chino ha preparado un conjunto de medidas que van desde una mayor apertura a la inversión extranjera, pasando por una reorientación del presupuesto público dando prioridad al gasto social, rebajas fiscales a las pequeñas empresas y un mayor apoyo financiero a las entidades locales.

Los grandes números del crecimiento chino llaman poderosamente la atención, sin embargo, más allá de las cifras, el Gobierno chino tiene una estrategia de desarrollo claramente definida y la implementa adaptándola a las circunstancias. Sean cuales sean los números este año, la economía china continuará consolidando su poderío.