Dabid LAZKANOITURBURU

El envío de gasolina iraní a Venezuela llega en el peor momento para Trump

La llegada de petroleros iraníes es una bocanada de oxígeno temporal para Venezuela, país con las mayores reservas de crudo, pero con una gravísima penuria de gasolina. El desafío llega en el peor momento para Trump, en plena pandemia y en puertas de las presidenciales.

Al enviar sus petroleros a través del Atlántico, Irán desafía a los EEUU de Donald Trump, ya que su llegada, de momento sin problemas, podría ser interpretada como un signo de debilidad de la Administración estadounidense.

Sin embargo, Teherán ya ha advertido de que la interceptación de alguno de sus navíos por parte de la Marina estadounidense, que navega por aquellas aguas, tendría «consecuencias». El almirante Craig Faller, que dirige el Comando Sur de EEUU en los Caribes, ha señalado genéricamente que Washington «sigue con inquietud» las acciones de Irán en Venezuela.

Caracas está totalmente alineado con Irán y fue uno de los primeros gobiernos en condenar el bombardeo estadounidense que mató en enero al general Qassem Soleimani en Bagdad.

¿Más sanciones?

Algunos analistas prevén que EEUU podría castigar con más sanciones a Venezuela.

La Administración Trump ya acusa al Gobierno bolivariano de acoger a células del Hizbulah libanés y a su ministro de Petróleo, también de origen libanés, de tener relaciones fluidas con el «Partido de Dios».

Venezuela, el país con mayores reservas de crudo del mundo, produce 620.000 barriles diarios frente a los 3 millones de hace diez años. Caracas culpa al embargo y la oposición, a una gestión desastrosa sin inversiones y plagada de corrupción. La verdad estará ahí, entre una y otra.

La gasolina iraní dará un poco de aire al Ejecutivo de Nicolás Maduro, pero los analistas auguran solo durante algo más de un mes y que no solucionará la penuria estructural que sufre el país. Antes del confinamiento por el covid-19, Venezuela consumía 70.000-80.000 barriles de gasolina al día. Hoy, su oferta solo puede cubrir un quinto de la demanda.

Venezuela está en un círculo vicioso. Sus arcas están vacías por el hundimiento de la producción de petróleo y, sin él, la actividad económica no arranca.

Por su parte, Irán gana un nuevo comprador en pleno bloqueo, pero un comprador que suple su insolvencia pagando la gasolina con oro, extraído según la oposición ilegalmente de las minas del sur del país.

¿Y Trump? El presidente de EEUU está igualmente atrapado entre la necesidad de asegurarse el voto de la diáspora cubana y venezolana en Florida y la inoportunidad de abrir un nuevo frente en plena catástrofe del coronavirus y a seis meses escasos de las presidenciales.

Atraca el primer buque, arribando el segundo

El Fortune, primero de los cinco buques iraníes y cargado con 245 millones de litros de gasolina, llegó el lunes sin problemas a las costas venezolanas y atracó en puerto de El Palito, una de las mayores refinerías del país sudamericano, 200 kilómetros al oeste de la capital, Caracas.

Los navíos «traen combustibles, aditivos, piezas de recambio y equipamientos destinados a retomar nuestra capacidad de refinado y nuestra producción petrolera», anunció en el acto de recibimiento el vicepresidente económico y recientemente nombrado nuevo ministro de Petróleo, Tareck el Aissami.

Poco después de la llegada del Fortune, la Marina venezolana anunció que un segundo petrolero iraní, el Forest, alcanzó aguas territoriales venezolanas. Se espera para los próximos días la llegada de las otras tres naves –Petunia, Faxon y Clavel–.

Entre todos llevan 1.500 millones de litros. La gasolina escasea en Venezuela desde hace semanas y es necesario hacer colas de horas, en ocasiones días, sin que esto sea garantía de poder repostar.GARA