Natxo MATXIN
DEPORTE EN LA ERA POS-COVID

INCERTIDUMBRE POR LOS PATROCINIOS DEPORTIVOS

Un estudio a nivel del Estado español asegura que el 92% de los patrocinios deportivos están en riesgo y los equipos vascos no son una excepción, especialmente aquellos más débiles y que dependen para su existencia del mecenazgo publicitario.

Incertidumbre. Es la palabra más utilizada por los responsables de los clubes vascos de diferentes disciplinas deportivas al ser interpelados por la futura situación económica que se les avecina. Muchos de ellos dependen de la esponsorización de empresas a las que esta crisis sanitaria ha golpeado fuerte y que no está muy claro que vayan a continuar realizando esa labor de mecenazgo por mucho que se les pueda insistir en que se trata de una inversión con retorno.

Las cifras que ya se aventuran tampoco inclinan al optimismo ni a que renueven su compromiso financiero con dichos equipos. Según un estudio realizado por la firma Relevance, un 92% de la inversión en patrocinio en el deporte dentro del ámbito del Estado español corresponde a sectores muy dañados como consecuencia de la pandemia, entre los que incluye al turismo, la construcción, la automoción o la energía.

Aunque todavía es pronto para ponerse la tirita antes de que aparezca la herida, lo cierto es que el porvenir no es muy halagüeño para algunas entidades deportivas. Sucede con el Pamplona Atlético de atletismo, cuyo principal patrocinador es una empresa de trabajo temporal –Grupo Empleo–, «cuya facturación ha caído muy notablemente en estas semanas», reconoce Pablo Branchi, presidente del club iruindarra.

En su caso, la esponsorización vía firmas privadas supone un 25% del presupuesto anual, un porcentaje menor que en clubes de otras disciplinas, pero igualmente importante para hacer frente a la factura anual de gastos. «Hemos mantenido contactos con nuestro principal patrocinador y ahora mismo las perspectivas no son optimistas, pero hay que esperar a ver cómo se desarrolla la coyuntura económica a corto plazo».

Además, tampoco está nada claro qué va a suceder con las ayudas institucionales, en el sentido de que pueda mantenerse su cuantía, dado que muchas de ellas están supeditadas a la disputa de las competiciones, cuyo parón y final anticipado se ha producido en la mayor parte de las modalidades. «La Federación Española de Atletismo ya nos ha transmitido que vienen recortes importantes, se habla de una reducción del 50%», comenta Branchi.

Una merma que también vaticina Rosa Zubeldia, presidenta del Txuri Urdin, club donostiarra de hockey hielo que, a sus problemas económicos, tiene que sumar los logísticos y la escasa repercusión mediática, lo que, en su conjunto, «influye de manera decisiva en la escasa captación de patrocinios», refrenda. En su caso, los pequeños sponsors vienen a suponer un 40% del presupuesto, «pero el que no podamos colocar publicidad en la pista, que juguemos en horarios nocturnos y que el hockey hielo apenas se vea reflejado en los medios supone no ser una plataforma atractiva para los anunciantes», explica. «Somos el club más laureado de Gipuzkoa, con 17 ligas y 12 copas, pero sin embargo, ese palmarés deportivo no se refrenda luego en apoyo informativo y económico, además de que prevemos que, con esta crisis, habrá recortes en las ayudas institucionales», se queja Zubeldia.

Deporte femenino

Sin duda, el deporte femenino, muy dependiente ahora mismo de los patrocinios, puede resultar uno de los más afectados por la inminente crisis. Después de ocho campañas consecutivas en la élite, Zuazo también afronta un futuro incierto en lo deportivo y en lo económico. Gorka Santibáñez, directivo y responsable del primer equipo, desvela que en todo momento se ha mantenido el contacto con los principales sponsors, aunque con diferente resultado de momento.

Así, mientras hace escasos días se anunció la continuidad de Seguros Bilbao, de Zubileta Evolution todavía no se ha obtenido respuesta sobre si continuará o no, tras estrenarse como principal sponsor en 2019. A ello se unen las dificultades por mantener el apoyo de otros pequeños negocios «que lo están pasando francamente mal», admite Santibáñez. Ello va a obligar a los rectores del equipo vizcaino a tocar «puertas nuevas» para compensar posibles caídas de algunos patrocinadores afectados de lleno por la crisis. «Estamos en un momento de impasse e incógnitas», alude Santibáñez.

En algunos casos, esta situación extraordinaria ha ayudado en lo deportivo. El Bilbo FS, conjunto de fútbol sala femenino, se ha visto beneficiado por la suspensión del torneo liguero y se mantendrá en la élite la próxima temporada. No tanto en lo económico, aunque su supervivencia depende de las ayudas oficiales. Imanol Armentia, presidente de dicho club, confirma que el 90% del presupuesto se sostiene con la aportación de diversas instituciones y aunque de momento no ha mantenido una interlocución con ellas, ya se prepara para lo peor. «Esperamos recorte y que haya menos dinero a repartir entre las diferentes entidades deportivas, es lo lógico», apunta.

Una situación de inseguridad financiera que no se sabe cuánto se va a prolongar en el tiempo. «No sabemos con qué dinero vamos a contar para planificar la plantilla, pero es que ni siquiera está claro si se va a poder seguir utilizando el pabellón en el que jugamos habitualmente, por todas las medidas higiénicas y sanitarias que habría que aplicar», señala Armentia.

Un escalón más abajo, Osasuna Lacturale Orvina parece tener más despejadas sus incógnitas. El trabajo llevado a cabo con la empresa láctea desde hace una década sirve de oportuno colchón para ver con otros ojos un gris porvenir. «Nos han garantizado que nuestra relación comercial continúa en los mismos términos», comenta Iosu Ganuza, secretario y responsable de comunicación del equipo. «Los problemas pueden surgir con los pequeños patrocinadores, muy azotados por la crisis», contrapone.

El ciclismo, uno de los más afectados

Si hay una disciplina que depende casi al cien por cien del apoyo comercial, esa es el ciclismo. La visibilización de las marcas en la carretera es la razón de ser de unas escuadras txirrindularis que han visto pasar la primavera en blanco, a la espera de que las carreras puedan retomarse hacia finales de este mes, una de las fechas que se barajan en este panorama tan cambiante.

Algunas, como Aiarabike Trek Electroalavesa, con un horizonte incierto, dado que su principal sponsor, que aporta el 45% del presupuesto, ya les ha comunicado que no puede continuar con su apoyo. «Para compensar, Electroalavesa sí que ha confirmado que seguirá con nosotros, pero quedan pendientes pequeños patrocinadores y ayudas institucionales. Una del Ayuntamiento de Laudio quedó paralizada al coincidir con el inicio de la pandemia», explica Iñigo Urtaran, director deportivo del equipo. «Algunos gastos fijos ya los hemos realizado, como la compra de bicicletas y ropa, que son de los más importantes. Ojalá me equivoque, pero no soy muy optimista con que ahora pueda retomarse la competición, más bien lo veo que sea hacia el otoño», refrenda.

Algo menos angustiado, pero también preocupado, Ismael Echarri, mánager de la escuadra zarauztarra Grupo Eulen, puede respirar tranquilo por que su mecenas principal le ha garantizado el pago de este año y ha firmado una prórroga de compromiso para el que viene, después de un lustro de relación en común. Diferente panorama se presenta para el resto de colaboradores financieros del proyecto, pues «algunas de esas empresas se encuentran en ERTE». Como sucede con su homólogo alavés, uno de los desembolsos principales por material deportivo ya está materializado «y todavía hay muchas dudas por resolver cómo se va a desarrollar la competición».

Para hacerse una idea de cómo esta crisis ha dejado muy tocado al ciclismo, basta con comprobar que la repercusión ha afectado a dos monstruos del UCIProTour, como son el CCC –patrocinado por la empresa textil polaca– y la posible defunción del Astana.