Iñaki ALTUNA
DONOSTIA
ELECCIONES AUTONÓMICAS DEL 12 DE JULIO

Si Pedro Muguruza no era franquista, Vox es democrático

Nadie puede dudar del carácter antifranquista del PNV, pero la irrupción de Vox cuando lo que importa a los jelkides es la pugna con EH Bildu está provocando paradojas llamativas en este arranque de campaña. La equidistancia entre fascismo y antifascismo, sin embargo, no es una opción aceptable para la candidata de EH Bildu, Maddalen Iriarte.

«Pedro Muguruza no era franquista o, al menos, no está demostrado», manifestó el pasado miércoles el portavoz del PNV en el Ayuntamiento de Elgoibar en el debate de una moción presentada por EH Bildu para retirar el nombre de uno de los encargados de la construcción del Valle de los Caídos de una de las principales calles de la localidad guipuzcoana. La moción no prosperó, pero aún está prevista una consulta popular sobre la cuestión.

Un simple vistazo a Wikipedia deja pocas dudas sobre la figura de Pedro Muguruza Otaño: «Afín al bando vencedor en la guerra civil española, ocupó importantes cargos en el Gobierno del régimen dictatorial de Francisco Franco, del que llegó a ser considerado como su arquitecto de cabecera».

Esa lectura benévola del portavoz municipal ante el «presunto» franquista sería mera anécdota si no coincidiese con la polémica abierta por los actos de Vox en este comienzo de campaña electoral y la posición del candidato a la reelección Iñigo Urkullu, al situar a un partido que el mismo PNV ha colocado en distintas ocasiones en la ultraderecha dentro de la pluralidad democrática. Así, las palabras Vox, tolerancia y pluralidad han aparecido en la misma frase. En su condena mediante las redes sociales a última hora del viernes, el lehendakari resaltó que «quienes hoy han agredido a la diputada nacional de Vox en el acto que esta formación en Sestao y quienes interfieren los actos de cualquier formación política y/o acosan a personas y partidos que representan opciones diferentes atentan contra la pluralidad y la tolerancia».

Con su reprobación, Urkullu quiso salir a la palestra para volver a poner el foco en la cuestión de la condena de la violencia, sin duda, con el objetivo de apretar a la izquierda abertzale y limitar la expansión de EH Bildu sobre otras cuestiones. En los últimos días, han existido otras ocasiones para romper silencios y hablar de violencia, de asunción de responsabilidades sobre la misma y de su condena, pero la elección de qué tipo de violencia se destaca no es inocua, menos en periodo electoral.

Precisamente de guardar silencio acusó ayer Vox al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, por los sucesos de Sestao. En la liga que se juega en el ámbito estatal la formación ultraderechista intentó utilizar la misma carta de exigencia de condenas que tanto se ha estilado en el tablero vasco.

La portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, solicitó al presidente del Ejecutivo español que tuviera la «dignidad» de poner, al menos, un «mísero tuit» de condena a la agresión que sufrió su diputada en Euskal Herria.

Prohibición en Irun

Los actos de Vox, de tipo paracaidista, parece que están logrando su objetivo de acaparar cierta atención, pese a ser una fuerza sin implantación en tierras vascas, donde sus acciones son vistas por amplios sectores como gestos de provocación.

Tras los incidentes de Sestao, la Ertzaintza prohibió ayer a primera hora de la mañana una manifestación antifascista prevista para la tarde en Irun, localidad en la que estaba anunciada la siguiente aparición del partido de Abascal. 

La Ertzaintza precisó que la prohibición de la marcha convocada en la localidad guipuzcoana se decidió antes de los incidentes de Sestao, en los que resultó herida en una ceja una diputada del Congreso español, «diputada nacional» en el mensaje de condena lanzado por Urkullu desde su cuenta de Twitter, digna de analizar por su lenguaje y lapsus. 

Sobre estos incidentes, la Policía autonómica abrió diligencias respecto a tres personas como investigadas por su presunta participación en los mismos, y añadió que continuaba las investigaciones para esclarecer penalmente quiénes los provocaron.

Según su explicación, la concentración de manifestantes en la localidad vizcaina, que con su «actitud agresiva y obstruccionista» intentaron reventar el mitin ultraderechista, no había sido comunicada previamente.

La Ertzaintza añadió que la «alteración del orden público en un acto electoral» puede constituir delito, según establece la Ley de Régimen Electoral General, que contempla penas de tres a doce meses. 

Iriarte censura la equidistancia

Las palabras de Urkullu tuvieron la réplica de la candidata a lehendakari de EH Bildu, Maddalen Iriarte, quien criticó «la equidistancia» del cabeza de lista jeltzale «entre el fascismo y el antifascismo».

En un acto electoral en Lekeitio, Iriarte mostró su sorpresa por la reacción de Urkullu y alertó de que «en este país tampoco estamos a salvo del auge del fascismo».

«No podemos despistarnos y hay cosas que debemos tener claras: ante quienes bombardearon Gernika, no vale la tolerancia; ante quienes nos arrebataron todos nuestros derechos como ciudadanos y ciudadanas, y como pueblo, no vale ser equidistante», enfatizó.

La candidata soberanista defendió que «el mejor voto para parar al fascismo y la equidistancia es EH Bildu, y la mejor respuesta que se le puede dar al fascismo es dejarles el casillero a cero».