Gemma Zabaleta, Javier Madrazo, Daniel Arranz y Manuel Díaz de Rábago
Ex-consejera del Gobierno Vasco con Patxi López, ex-consejero del Gobierno Vasco por IU con Juan José Ibarretxe, ex-gobernador civil, del PSE-EE-PSOE y ex-presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco
KOLABORAZIOA

El futuro que acaba de nacer

Conviene siempre tras una cita con las urnas una lectura pausada de los resultados electorales intentando llevar a cabo una interpretación correcta del momento y modo en el que los ciudadanos y ciudadanas han hablado. Un tiempo excepcional, invadido por una manera extraña de vivir y relacionarnos, con grandes incertidumbres sobre nuestro futuro que no han logrado implicar ni concernir de manera contundente a un altísimo porcentaje de la sociedad vasca. Una abstención extraordinaria para un tiempo extraordinario es la primera conclusión preocupante que obtenemos de esta lectura electoral y que nos debe invitar a reflexionar.

La política ha perdido su épica, es demasiado previsible; algunos de los actores políticos en campaña se han apresurado a atajar cualquier cambio político, especialmente si este se pretende llevar a cabo desde la mirada de la izquierda. ¿Para qué votar si nada está en juego? ¿Para qué votar a esa izquierda que renuncia a su ambición de ser alternativa o liderar un cambio de izquierdas? ¿Para qué votar en estas elecciones si en situaciones extraordinarias como las que hemos vivido, el mando único y unívoco se ejerce desde el Gobierno del Estado al que ha habido que suplicar una y otra vez la co-gobernanza?

¿Para qué votar si algunos de los actores políticos de esta campaña han asegurado que el fin de las ideologías es ya una realidad y se han empeñado en explicar que no hay derechas ni izquierdas y que son conceptos obsoletos?

Pues bien, el resultado electoral nos dice que el PNV ha obtenido una contundente victoria, que hay que subrayar y valorar porque no es fácil lograrla, pero nos dice también que hay una alternativa de gobierno, algo extraordinariamente saludable desde el punto de vista democrático, que es EH Bildu. Así mismo hay una mayoría de izquierdas, sí, en el Parlamento Vasco capaz de iniciar un nuevo ciclo político en Euskadi. Por lo tanto, ¡claro que merece la pena votar!, porque hay distintas partidas que jugar en el tablero político aunque todavía haya mucho vértigo para echar las cartas de otra manera.

El escenario de reconstrucción del tejido social y económico del país, las prioridades políticas a las que va a haber que atender, las asignaturas pendientes que tenemos en avance de políticas públicas nos van a evidenciar que hay izquierda y hay derecha. Y cada ciudadana y ciudadano vasco sabemos cómo queremos que sea el futuro; también aquellos en quienes ha primado más la desmotivación que la llamada a las urnas. Una ciudadanía que debe ser escuchada más por un Gobierno al que queremos más cómplice con las muchas necesidades que el presente nos depara.

El resultado electoral arroja que EH Bildu, como ya decíamos algunas y algunos antes de las elecciones, es el partido capaz de aglutinar en torno a sí la esperanza del cambio y la esperanza que aporta siempre el futuro. Porque sin ambages se identifica como la izquierda soberanista de este país. Y claro que hay que votar para tener más soberanía con la que resolver los problemas de la gente. La soberanía no es una entelequia con la que avivar los discursos teóricos o la lucha partidista; la soberanía es el instrumento de todo gobierno para decidir la mejora de la vida de las personas en todos los ámbitos: el educativo, el laboral, el socio sanitario... significa no pedir permiso permanentemente para gobernar, como nos ha ocurrido en la gestión de la crisis sanitaria.

Soberanía también para tomar las decisiones de con quién gobernar sin que las instrucciones o los intereses devengan más de lo que ocurre en el Congreso de los Diputados que aquí, en Euskal Herria. La alianza entre PNV y PSE-EE es más estratégica si pensamos en claves de gobernanza española que en clave de gobernanza vasca.

Por todo ello, porque es posible un cambio que ya ha empezado, porque hay partida, porque se puede jugar desde la izquierda, porque necesitamos más soberanía en los marcos jurídico-políticos de este siglo XXI, los que firmamos este artículo creemos que es más necesaria que nunca una izquierda vasca, de frente amplio, que liderada desde EH Bildu analice de manera crítica el pasado y mire con ambición y humildad el futuro que acaba de nacer. Un futuro en el que nadie se quede al margen.