Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Gatos»

La mascota que soñaba con volar sobre las azoteas

La actual nueva Guerra Fría entre los Estados Unidos y China, junto con los rebrotes de la pandemia, han cerrado las puertas de este gigantesco mercado asiático de exhibición para la industria de Hollywood. Gracias a que “Cats and Peachtopia” (2018) se estrenó antes en su país y en el exterior ha podido recaudar algo más de 20 millones de dólares en total, una cantidad bastante relativa sabiendo lo costosas que son las producciones animadas. No son cifras para competir con Disney y sus inversiones millonarias, pero una de las mayores virtudes orientales es la paciencia, y el estudio Light Chaser Animation, con sede en Beijing, no tiene prisa a la hora de crecer. Van a más, porque si comparamos los titubeantes comienzos con “Los hermanos guardianes” (2016) y “Juguetes y mascotas” (2017), “Gatos” (2018) supone un considerable avance técnico y artístico, que poco a poco ha de irse reflejando en una mayor aceptación de un producto con su propia identidad cultural.

Que la tiene, aunque conviene aclarar a la hora de ahuyentar los consabidos prejuicios sobre las imitaciones chinas que en su mentalidad no son tales, debido a que la copia es un arte milenario allí muy arraigado. La compañía de Gary Wang trabaja con un equipo de animadores formados en China, y así optan por las ambientaciones locales en sus dibujos de temática universal. Lo mejor de “Gatos” (2018) son los fondos urbanos fotorrealistas, que resultan impresionantes en su fiel representación del populoso ambiente de Chongqing, una megaciudad de altos edificios.

El pequeño héroe felino de la función sueña con volar por encima de las azoteas, lo que trae de cabeza a su padre y rompe con la tranquilidad doméstica de la que gozan en la torre en la que viven, sin que pueda evitar que escape para correr aventuras y conocer a otros de su especie. Es una bondadosa historia de crecimiento y amor paternofilial para niños y niñas.