T. FERNÁNDEZ
Donostia

EN LAS GRANDES CRISIS, EL ORO ES UN VALOR REFUGIO... ¿Y EL DÓLAR NO?

El prolongado ascenso del precio del metal amarillo no tiene su origen en el nuevo coronavirus, pero la incertidumbre que ha provocado la pandemia le ha ayudado a romper barreras, como la de los 2.000 dólares por onza que se están pagando en los últimos días.

La onza de oro alcanzó durante la jornada del pasado martes, 4 de agosto, un nuevo récord al sobrepasar por primera vez la simbólica barrera de los 2.000 dólares hacia las 12.15 (hora de Nueva York), antes de replegarse ligeramente. Y el jueves llegó a pagarse a 2.050 dólares.

No alcanzaba un nivel semejante desde setiembre de 2011, cuando en el mercado de futuros neoyorkino llegó a 1.923 dólares, completando un fuerte ascenso motivado por la crisis financiera de 2008-2009. Un año después, con la economía de EEUU y otras potencias recuperadas, los inversores fueron abandonando el oro en favor de acciones y bonos que pagaban dividendos y cupones con buenos intereses anuales. Así, el 22 de diciembre de 2013 caía a 1.218 dólares y dos años después, a 1.098.

Hubo que esperar al referéndum del Brexit para ver otra espectacular remontada: la victoria del “Yes” aupó al metal amarillo hasta los 1.322 dólares el 24 de junio de 2016.

A partir de entonces fue fluctuando con ligeros altibajos, hasta que llegó el “factor Trump” y en setiembre de 2018 inició el prolongado ascenso que mantiene hasta ahora. Entonces, el detonante fue la combinación de la guerra comercial con China abierta por el inquilino de la Casa Blanca y su decisión de abandonar el pacto internacional sobre el programa nuclear de Irán.

Los analistas fechan el último empujón significativo en el pasado 24 de junio, cuando el rebote de los casos de coronavirus en EEUU avivaron de nuevo la demanda del oro situando su precio para entrega en agosto en los 1.784 dólares la onza.

Cambios casi fijos

El precio de este metal precioso no ha dejado de subir desde comienzos de año, habiéndose apreciado ya más de un 30%, aprovechándose de su estatus de valor refugio en un mercado desorientado por las numerosas incertidumbres asociadas a la pandemia del nuevo coronavirus.

Para los analistas del Commerzbank alemán consultados por AFP, el oro es percibido actualmente por los inversores como una «oportunidad de compra». «Esto no es sorprendente dado el todavía elevado número de nuevos casos de contagio de covid-19, el interminable suspense en el Congreso (de EEUU) sobre las nuevas medidas de apoyo a la economía y con los mercados de renta variable en niveles extremadamente altos».

Un dólar débil también es otro factor que está jugando a favor del oro en las últimas semanas. Como el precio del metal está denominado en la moneda estadounidense, un retroceso del billete verde abarata el oro para quienes lo compran en otras divisas. El Índice Dólar (USDX), que mide el valor de la moneda estadounidense frente a una canasta de otras divisas, ha pedido más del 3% desde comienzo del año.

Y esto es novedoso, puesto que hasta ahora se entendía que el dólar era una solución válida para ese dictado de la “sabiduría financiera” que señala que en tiempos de grandes crisis hay que refugiarse en valores seguros. Pero está ocurriendo lo contrario, ya que desde marzo la divisa estadounidense ha perdido cerca de un 12% frente al euro, que ha pasado de cambiarse a 1,06 a 1,19 dólares a finales de junio. Una variación que parece muy leve, pero que sucede en un escenario que se caracterizaba por un mercado con tipos de cambio “quasifijos”.