Mikel INSAUSTI
ORIGEN

Nolan y la arquitectura de los sueños

La reposición de “Origen” (2010) se hacía obligada a la espera del gran estreno del verano con “Tenet” (2020), máxime cuando se ha dicho que el nuevo largometraje de Christopher Nolan es una secuela encubierta de ese otro título del que le separa exactamente una década. Se supone que la herramienta que permitía introducirse en los sueños ha evolucionado, y que ahora posibilita los viajes en el tiempo, por lo que las dos películas comparten un mismo universo en expansión.

Es el cine especulativo de Nolan, ya que con una base científica se permite crear ficciones que disparan la imaginación colectiva como un futurible. De hecho planteaba en “Origen” (2010) elconcepto del sueño compartido, que no deja de ser una metáfora de la propia esencia fílmica en cuanto espectáculo en el que un grupo de personas participan de un sueño en la pantalla. Por lo tanto resulta comprensible la gran conexión que el cineasta británico establece con su legión de seguidores, traducida en fabulosas recaudaciones, que en el caso que nos ocupa arrojó un saldo final de 830 millones de dólares.

Nolan creó este proyecto con el inicio del nuevo milenio, justo en el momento en que la primera entrega de “Matrix” (1999) mostró el interés creciente por las realidades paralelas, pero le costó diez años desarrollarlo, bien por cuestiones de desarrollo tecnológico, bien por su contrato con Warner para realizar la franquicia de Batman, habiéndose de ocupar antes de las sucesivas entregas del 2005 y 2008, que tantos beneficios arrojaron, del tal suerte que pudo disponer de un presupuesto de 160 millones de dólares para ver cumplida su fantasía sobre la arquitectura de los sueños. El primer guion era terrorífico, aunque pronto se dio cuenta que el thriller de ladrones le venía mejor como falso género tras el que ocultar su inmenso escenario onírico.