Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Zona roja

Después de varias semanas en las que bastantes más turistas que los de costumbre asolaron tabernas y comercios, playas y collados dejando papel moneda e higiénico a partes iguales en cajas registradoras y senderos de montaña, estaba por ver cuál sería la evolución del virus en este rincón del litoral atlántico. Y ha sido la esperada, multiplicándose casi por treinta la incidencia, lo que ha colocado al territorio en zona roja con nuevas restricciones que el prefecto ha presentado como «el último aviso», enfilando a la responsabilidad de clubes de baloncesto y de rugby en el tercio de los focos cuando en realidad es evidente que el bicho se ha revitalizado más en todas las zonas turísticas del hexágono que en los terceros tiempos de los partidos. Pero apuntar torcido se ha convertido en regla política en la era Macron, que busca enderezar en el Mediterráneo oriental su figura doblegada en casa. Y si empezó como salvador del Líbano, ahora prosigue como campeador de Grecia frente a la Turquía de Erdogan, previa compra por parte de las fuerzas aéreas helenas de una veintena de cazas Rafale que cruzarán a la velocidad del sonido el cielo de los miles de refugiados que se han quedado en Lesbos apartados del camino de la dignidad humana. Pero ahí está Francia, patria turística de los Derechos Humanos, anunciando estar dispuesta a «acoger a un centenar». Menos no, que sonroja.