Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
Interview
JOSÉ LUIS REBORDINOS
DIRECTOR DE ZINEMALDIA

«La 68º edición de Zinemaldia será extraña, pero de gran calidad»

Nacido en Errenteria en 1961, José Luis Rebordinos es miembro de la European Film Academy y Miembro de Honor de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Argentina. Antes de pasar a ocupar el cargo de Director de Zinemaldia el 1 de enero del 2011,  formó parte de su Comité de Dirección durante 15 años.

En sus primeras impresiones, el director de Zinemaldia, José Luis Rebordinos, pone de manifiesto que «esta edición es extraña. Creo que eso es bastante evidente, pero hemos intentado por todos los medios lograr que, a pesar de todos los condicionantes e incógnitas, la 68º edición del Festival sea una realidad. Creo que el verdadero reto comienza ahora y se traduce en intentar llegar a buen puerto y que no tengamos ningún problema». Rebordinos también reconoce que «de no haberse podido realizar un festival presencial, al menos con un 50% del aforo, no hubiéramos dado luz verde a esta edición. Descartamos la vía online en todo momento».

 

¿En algún momento sintió que esta edición peligraba?

Hubo un momento, en los inicios de la pandemia, en los que la incertidumbre fue lógica. Los repuntes posteriores tampoco ayudaron a que nuestro deseo de celebrar Zinemaldia se cumpliera, sobre todo con la segunda oleada. Por fortuna, el visto bueno que fue dado por el Gobierno Vasco a nuestro plan de prevención resultó determinante. Lo cierto es que este año nuestro trabajo se ha incrementado. Es verdad que hemos estado en contacto permanente con diferentes festivales y ámbitos, tanto sanitarios como municipales, para concretar una serie de medidas destinadas a preservar nuestra salud, que es lo más importante.

¿Desde el ámbito de Zinemaldia, qué ha supuesto la irrupción del Covid-19?

Centrándonos en la Industria, la irrupción de la pandemia la ha colocado en una situación inusual y desconcertante. La incógnita y el miedo han provocado una especie de ralentización en la puesta en marcha o distribución de las películas y se ha amplificado con la ausencia de Cannes este año dentro del circuito internacional de festivales de cine. Esto es algo que, por un lado, nos ha beneficiado porque hemos podido sumar a nuestra programación proyectos que en principio estaban destinados a Cannes. Pero, por otro lado, es malo que el certamen principal del circuíto no se haya podido celebrar porque es una prueba determinante de que ese miedo e incógnita se mantiene firme. Este año la programación incluye menos películas latinoamericanas que en anteriores ediciones. Esto es un dato a tener en cuenta, y que también quedó patente en Venecia, porque solo se pudo proyectar un filme en representación de una industria tan potente como la latinoamericana. A nivel estatal también hemos sufrido algo similar porque, debido a la pandemia, no hemos podido contar con algunos proyectos.

 ¿Cómo ha sido su propia experiencia en otros certámenes que sí se han celebrado?

Siempre pongo el caso de Venecia. La vigilancia fue muy intensa, pero la respuesta por parte de los visitantes dejó mucho que desear. Yo espero que esto no ocurra en nuestro festival y que el espectador, por muy molesto que le resulte llevar la mascarilla durante la proyección, sea consciente de lo que estamos padeciendo y respete las normas que hemos establecido. También soy consciente de que este año será atípico porque el público no podrá disfrutar de la alfombra roja y por ello, hemos hecho un esfuerzo máximo para acercar, vía streaming, todo lo que acontezca en Zinemaldia y que el espectador, aunque sea de manera virtual, pueda seguir de cerca su paso por Donostia.

 ¿Qué puede avanzar sobre las visitas de los equipos de las películas partipantes?

Estos últimos días están siendo muy intensos porque contábamos con la presencia de diversas personaldiades que, a última hora, no podrán acudir. Sabido es el caso de Woody Allen que no viene debido a su avanzada edad y a pesar de que quería presentar “Rifkin’s Festival” en Donostia porque ha sido un proyecto muy especial para él. Toda la delegación japonesa, incluidos Kore-eda y Naomi Kawase, que iba a acudir inicialmente ya no viene. No obstante, contamos con muchos nombres interesantes, sobre todo a nivel estatal y, todavía aguardamos la presencia de una estrella.

 Quien sí acudirá es Viggo Mortensen.

Mortensen está muy ilusionado con el Premio Donostia y además, cumple con uno de los aspectos que siempre hemos querido mantener ligados al galardón, que los premiados acudan con un proyecto. Este es el caso de Mortensen que presentará su ópera prima como cineasta, “Falling”. Alterna ambos lados de la cámara y realiza una excelente labor interpretativa en su cara a cara con Lance Henriksen.

 Un vistazo a la Sección Oficial nos descubre a una serie cineastas muy potentes.

Este año contamos con siete películas con el sello de Cannes lo que otorga a la Sección oficial un plus mayor de interés o relevancia. De todas formas, son cineastas que ya han participado en Zinemaldia en anteriores ediciones. Las diferentes miradas que acoge esta edición gozan de gran prestigio. Ejemplo de ello son Naomi Kawase que presenta ‘True Mothers’, Thomas Vinterberg con “Another Round” o Danielle Arbid con “Passion Simple”.

 A todo ello se suman propuestas como las de François Ozon y Julien Temple.

A título personal, Ozon siempre es un autor a tener en cuenta porque incluso en sus películas menos logradas, siempre aporta algo interesante. En el caso de Julien Temple, siempre es un autor a tener en cuenta y en su faceta de autor de documentales dedicados a estrellas de la música, es uno de los mejores. “Crock of Gold: A Few Rounds with Shane MacGowan” aborda la figura del poeta y líder de la banda “The Pogues”.

 

«El futuro cine vasco viene impulsado por mujeres»

Este año, la Sección Oficial también acoge una producción vasca a competición.

“Akelarre” es un proyecto realmente interesante porque no solo aborda un tema enraizado en nuestra cultura y tragedia histórica, o porque alterna euskara y castellano, según la procedencia de quien recita los diálogos. Es un trabajo dirigido por un autor argentino y en la producción participan diferentes países. Es algo que se repite, pero en este caso, con una producción vasca que ha sido filmada en Islandia y que podrá visionarse en la clausura de Zinemira “Lobster Soup”. Creo que esta singularidad ofrece mayor riqueza a nuestra filmografía. Que las productoras vascas participen en proyectos no ligados a Euskal Herria, o viceversa, que productoras extranjeras inviertan en proyectos rodados aquí, ofrece una perspectiva abierta a múltiples posibilidades. En concreto, en relación a la presencia de “Akelarre” en la Sección Oficial, esto no funciona por la mera promoción de un proyecto vasco. Desde hace algunos años hemos visto la gran calidad de las películas vascas que han concursado. Están aquí por sus propios méritos, Zinemaldia no regala nada. Podemos apoyarlas incluyéndolas en otras secciones o relizando algunos pases, pero es su propia calidad la que les otorga pleno derecho a competir dentro de la Sección Oficial.

También en el resto de secciones de  Zinemaldia topamos con nombres de autores que ya cuentan con un bagaje y con jóvenes autores que debutan detrás de la cámara.

El futuro del cine vasco está asegurado gracias a una nueva hornada de cineastas que están sorprendiendo gratamente. Es verdad que en diferentes secciones y rodando otro tipo de formatos, encontrarnos a autores como Telmo Esnal,  Asier Altuna, Paul Urkijo o Koldo Almandoz. Pero lo que realmente nos llena de optimismo son una serie de autores que gracias a iniciativas como Tabakalera, están desarrollando unos proyectos muy interesantes. En este sentido, no tardaremos en descubrir, en un futuro inmediato, una serie de películas de gran impacto y filmadas en buena parte por mujeres.  K.L.