Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

Ellas hacen historia

La pasada semana nos dejaba Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos. Fue la segunda mujer en ocupar ese cargo, después de Sandra Day O’Connor. Defensora lúcida y apasionada de los derechos de las mujeres, sus célebres «I dissent» («Yo disiento») la convirtieron en una figura emblemática de la cultura americana, en un icono pop. Shirley Chisholm murió en 2005 sin gozar del reconocimiento y la fama de RBG, a pesar de que fue la primera mujer afroamericana elegida para el Congreso de los Estados Unidos, en 1968, además de ser precandidata presidencial demócrata, en 1972.

Chisholm creía que los Estados Unidos estaban preparados para tener una presidenta negra y mujer, en parte gracias al movimiento a favor de los derechos civiles. Defendió el derecho a la educación de las personas más desfavorecidas, así como de los derechos de la población inmigrante y de las empleadas domésticas. Tuvo agallas hasta para elegir el eslogan de su campaña: “Ni vendida ni mangoneada”.

Shirley precedió a Hillary Clinton y a Kamala Harris, y sirve de inspiración a generaciones de mujeres y colectivos, como Say Her Name (Dí su nombre), que reivindica Justicia racial denunciando la invisibilización de la violencia policial contra las mujeres. Dos mujeres que cambiaron la historia.