Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

Proteger las residencias resulta lo más eficiente para evitar muertes

O se aplana la curva o los hospitales revientan. Este fue el mensaje que se lanzó en la primera ola y que sustentó entonces el confinamiento domiciliario. La segunda onda epidémica en Nafarroa, gracias a una progresión de medidas más acertada, un mejor control y una mayor concienciación, subió más lentamente. Tanto se aplanó que el ritmo de bajada tras el cierre completo de los bares y la prohibición de acudir a domicilios ajenos está haciendo que los contagios desciendan a mayor velocidad de la que subieron.

Esta segunda curva más plana, sin embargo, ha alcanzado en Nafarroa ya un nivel de hospitalizaciones equivalente al de la primera. Según el último informe de vigilancia epidemiológica, cerrado a domingo 22 de noviembre, los ingresos hospitalarios por covid antes de julio fueron 1.934 y, a partir de ese mes, se han registrado otros 2.007. Eso sí, la paridad en la tensión hospitalaria no se mantiene en los ingresos de UCI. Ha habido un mayor uso de las unidades de intensivos en esta segunda onda que durante la primera (197 ingresos desde julio y 139 antes de julio).

A sabiendas de que ninguno de los esfuerzos en busca de un tratamiento ha tenido gran éxito (el último candidato, el Remdesivir ha sido descartado ya del todo esta misma semana por la OMS), lo lógico es que el número de muertos hubiera sido similar en una y otra onda. Pero no, pese a que ha habido más personas en cuidados intensivos durante la segunda, la cifra de fallecidos ha sido mucho menor. Antes de julio habían fallecido 529 personas con covid y, desde entonces, se han producido 326 muertes, hasta un total de 855 decesos (con datos a martes 24 noviembre).

Si esta reducción de la mortalidad no se deriva de una mejoría en los tratamientos, ¿a qué responde? Obviamente, los hospitales han podido dar mejor atención a los enfermos gracias a que una curva plana genera menor saturación y el haber controlado los contagios ha evitado nuevos casos. Sin embargo, esto no ha sido el cambio sustancial en cuanto a mortalidad. El hecho diferencial se ha producido en las residencias.

Más de 300 muertos

Durante la primera ola, el 71% de los fallecimientos fue de mayores de 80 años. La mitad de las personas que murieron superaban los 84 años. Y tres de cada cinco (58%) vivían en residencias. Esto supone que, durante este periodo, fallecieron más de 300 personas en centros para la tercera edad.

La mejoría de los conocimientos sobre la transmisión de la enfermedad, las restricciones a las visitas, la asimilación de los trabajadores del sector con los sanitarios a la hora de la realización de test, así como la auditoría de los centros que realizó el Gobierno de Nafarroa son algunas de las causas que han servido para proteger a los residentes del virus. Aun así, estos centros no son herméticos a día de hoy y siguen apareciendo brotes, pero la magnitud del problema no es la misma.

Entender el papel que han jugado este tipo de instalaciones en la mortalidad en ambas olas obliga a ser muy cuidadoso en cualquier tipo de licencia navideña y, a su vez, avala que estos centros sean el punto por el que deba de empezar la vacunación. Si bien los ancianos no son los que van a desarrollar una respuesta inmune más efectiva tras ser vacunados, la vacuna supondrá un blindaje suplementario en el que ha sido el primer nicho de mortandad.

Por otro lado, y aunque exista una evidente correlación entre los contagios en residencias y los ingresos hospitalarios, no habría que confundir ambas cosas. Cuando la saturación hospitalaria es alta, las personas mayores no son candidatas a ocupar camas de UCI. De otra forma sería inexplicable por qué los ingresos de UCI fueron más en la segunda onda, cuando la mortalidad fue menor.

EGoitzak babestea, neurririk eraginkorrena

Nafarroan lehen eta bigarren olatuetan izandako hildako kopuruen arteko alde handia egoitzetako kutsatzeen bilakaera desberdinaren ondorio da. Egoitzen barruko lehen olatuan hildako kopurua (301) nahiko hurbil dago ekainetik hona covidaren eraginez herrialdean izan diren hildakoen guztizkotik (326). Uztaila baino lehen, hildako bost adinekoetatik hiru egoitzetan bizi ziren. Errealitate hori kontuan hartuta, zuhur jokatu behar da Gabonetako egoiliarren irteerak programatzeko orduan. Horrez gain, adinekoen egoitzak txertoa jasoko duten lehenengo guneak izan behar direla ere baieztatzen du.