Mikel INSAUSTI
2020

Cuando la distopía se hace real

Es el primer documental sobre la pandemia en estrenarse en salas de cine, y llega a las pantallas en pleno estado de alerta, con lo que gana enteros en el carácter de urgencia con que ha sido concebido. Esto ha sido posible gracias a que el argentino Hernán Zin es un corresponsal de guerra y documentalista acostumbrado a trabajar en situaciones extremas bajo presión, tal como lo acredita su película “Morir para contar” (2017), en la que muestra el riesgo inherente a su oficio. En marzo el anuncio oficial del contagio le pilló haciendo surf en Tarifa, y al lunes siguiente ya estaba en primera línea de la noticia, demorándose únicamente para conseguir los permisos necesarios y convencer a las personas afectadas de que su visión consistía en humanizar la tragedia, para lo que les mostró lo que iba grabando. Visto ahora, su material coincide con el empleado en las campañas públicas de concienciación, que también revelan la situación en la UCI, con los cuerpos hinchados y tumbados boca abajo para poder respirar mejor.

Así y todo, lo más duro del documental no son las imágenes, sino tal vez su banda sonora, con ese silencio aterrador en los hospitales roto por el ruido maquinal de los respiradores, y que conecta con el que reina en unas calles vacías de la gran ciudad que parecen sacadas de cualquier ficción apocalíptica. Debido a ello, Zin cambio el título de su proyecto en la sala de montaje, dejando atrás el provisional de “Madrid resiste”, para optar por ese “2020” que recuerda al género de catástrofes. Y lo que contiene lo es, porque la distopía se ha hecho realidad, sin tiempo material para poder asimilarlo. De ahí que las grabaciones reflejen el caos y desconcierto vivido por el personal sanitario, desbordado por una situación de emergencia global que ha superado a una humanidad al borde del colapso planetario.