La expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes responsabilizó ayer la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de la falsificación del acta de su trabajo de fin de máster, del que precisó que no llegó a defenderlo, sino que solo dio «unas líneas generales» a unos profesores «en un acto informal».

Cifuentes dio un giro argumental a su estrategia de defensa en su esperada declaración en el juicio del «caso Máster» ya que siempre había mantenido que sí que lo defendió. Pero ayer detalló que lo que ocurrió el 2 de julio de 2012 no fue nada oficial porque nadie se lo pidió.

Por eso se desentendió del acta falsificada que le remitió la URJC cuando saltó la polémica el 21 de marzo de 2018, ya que se trata de un documento que no sabía que existía y que, por tanto, no pidió «jamás». Afirmó que al proceder de la universidad no dudó de su credibilidad y por eso lo exhibió ante la prensa, en las redes y en la Asamblea de Madrid.

Cifuentes trasladó así la responsabilidad a la universidad, que recibió este acta del director del Instituto de Derecho Público de la URJC, Enrique Álvarez Conde, ya fallecido y a quien los implicados señalan, y con quien dijo haber pactado las condiciones de su participación en el máster que, aseguró, cumplió.

«Realmente yo no defiendo mi trabajo: yo entrego el trabajo y lo explico en líneas generales. Me sorprendo porque fue un acto muy informal», señaló Cifuentes, que relató que dio por hecho que las tres personas que había en el despacho al que la condujeron «serían profesores de la universidad» y supuso que «lo trasladarían a quien correspondiera para su evaluación».

La responsabilidad que si ha admitido es la de no saber dónde están «los trabajos de trámite».