La montaña, en sentido amplio resulta tema inagotable. Desde grandes y arriesgadas escaladas hasta escenas de vida rural. En UKC sacan un artículo titulado “The Rough Guide to Climbing in The Solar System” con los principales montes de cada planeta o luna del sistema. El Olympus Mons en Marte puede que sea el más alto, pero también el más aburrido dada su poca pendiente. Más variado quizás el Mount Sharp y sus verticales bloques rocosos, como el Murray Buttes, con fisuras ‘escalables’ según dejan entrever los ‘selfies’ sacados por el robot Curiosity. Muchas de estas montañas solo serían apropiadas para escaladas en hielo, como los cañones de Enceladus, la sexta luna de Saturno, o los montes Tenzing en Plutón con sus 6.000 m. de altura y sus glaciares de nitrógeno helado. De estos divertimentos alpino-espaciales pasamos a la corta y extrema ola de frío de hace pocos días con mínimas de -43ºC en la Aiguille du Midi, en Chamonix, con heladas que han destrozado frutales y viñedos en las zonas prealpinas. Y noticia curiosa, en los Alpes italianos una persona muere al aliñar su ensalada con nuestro conocido ‘quitameriendas’ de los prados otoñales de montaña (Colchicum autumnale) o falso azafrán, planta toda ella extremadamente tóxica, confundiéndola con el llamado ajo de oso (Allium ursinum), comestible. A los síntomas presentados por el intoxicado no se les prestó debida atención al ser un reciente curado de covid. No siempre son culpables las setas.