Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Calamity»

Llega una jinete libre y salvaje

Un filme animado sorprendente que transmite a través de una múltiple paleta de tonalidades y sensaciones el encanto del Salvaje Oeste. A todo ello habría que sumar un guion que abarca con igual acierto diferentes campos relativos a la presencia de la mujer en un género abocado casi en su totalidad a la presencia protagonista de los hombres.

En este, su sobresaliente proyecto que fue galardonado con el Gran Premio del prestigioso Festival de Annecy Rémi, el director Rémi Chayé centra su interés en narrar las andanzas de una joven Martha Jane Canary-Burke, más conocida en su edad adulta como ‘Calamity James’; una mujer compleja y forjada en un entorno agreste que, además se de ser una conocida explorada y conductora de diligencias, tuvo entre sus amistades a dos grandes mitos del Fart West, el circense Buffalo Bill y el legendario pistolero ‘Wild Bill’ Hickok. Con este último compartió una amistad dividida en diferentes etapas vitales que terminarían cuando el ya otoñal ‘Salvaje Bill’ fue abatido por la espalda en aquella gusanera minera llamada Deadwood.

Más allá de hacer un relato aproximado a la vida trotamundos de esta mujer que supo desenvolverse en una sociedad poco dada a la medias tintas, lo que predomina en el filme es el sentido libre y salvaje de una mujer de carácter indomable.

Técnicamente, ‘Calamity’ saca todo el partido posible a unos escenarios de una gran fuerza visual y un argumento de reminiscencias fordianas que se aleja por completo de los cánones clásicos que presentaron, cinematográficamente, a ‘Calamity James’ con aspecto de la mismísima Doris Day.

Mucho más cercana a la visión de la excelente serie “Deadwood”, la protagonista de la película nos hace partícipes de un viaje en el que la igualdad e identidad sexual no se convierten en algo anacrónico, sino en algo muy natural.