GARA
NUEVA YORK
76 PERIODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU

Biden abandera un multilateralismo que sus aliados y China cuestionan

El presidente de EEUU, Joe Biden, defendió ante la Asamblea General de la ONU la diplomacia y el multilateralismo, y negó que Washington busque una guerra fría con China. Pero ni Pekín, que se remitió a la ONU como foro del multilateralismo, ni los propios aliados de EEUU –empezando por el Estado francés– se fían de las intenciones de Biden.

En su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU –con una agenda marcada por el covid-19, el cambio climático y la situación en Afganistán– el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió ayer su «competición vigorosa» con China, aunque aseguró que «no estamos buscando una nueva guerra fría ni un mundo dividido en bloques rígidos».

El discurso de Biden giró en torno a «la defensa de la democracia» y del multilateralismo, eso sí, acompañado con la «advertencia» del poder militar de EEUU, si bien se refirió a él como «el último recurso».

«Ahora que cerramos este periodo de guerra imparable –, en referencia a la reciente retirada de Afganistán– estamos abriendo una nueva era de diplomacia imparable», afirmó el presidente estadounidense.

Con llamamientos a «actuar unidos» en una «década decisiva», reclamó a todos los países «la mayor ambición posible» en la cumbre COP26 de noviembre en Glasgow, para combatir la crisis climática, así como «un acto colectivo de ciencia y voluntad política» en la lucha contra la pandemia, a pesar del desigual reparto de las vacunas, del que EEUU se ha beneficiado hasta almacenar excedentes a punto de caducar.

Pero los propios aliados de Washington dudan del multilateralismo del que Biden alardea con la frase «EEUU ha vuelto», y la última crisis con el Estado francés ha supuesto un golpe a la confianza hacia el Gobierno estadounidense.

Biden no mencionó en su discurso su pacto militar Aukus con Australia y Gran Bretaña, que ha derivado en la crisis diplomática con París por la pérdida un lucrativo contrato para vender submarinos a los australianos.

No obstante, prometió que cuando actúe en la región «trascendental» del Indopacífico, lo hará con sus «aliados y socios, mediante cooperación y mediante instituciones multilaterales como Naciones Unidas, para amplificar la fuerza y rapidez» de sus medidas.

Pero poco después de su discurso, Biden se reunió con el primer ministro australiano, Scott Morrison, para defender la nueva alianza militar, afirmando que está «en línea con todas las otras democracias del mundo».

Ninguno de los dos contestó a múltiples preguntas de los periodistas sobre su relación con el Estado francés, que ha llamado a consultas a sus embajadores en ambos países y les acusa de traición, deslealtad y de haber quebrado la confianza necesaria entre aliados.

«Algo se ha roto» en la relación transatlántica sostuvo ayer el comisario europeo de Mercado Interior e Industria, Thierry Breton.

La propia delegación francesa en la Asamblea de la ONU durante el discurso de Biden, reducida al mínimo –con un solo diplomático– daba idea del resentimiento francés.

«Hay un creciente sentimiento en Europa –y lo digo con pesar– de que algo se ha roto en nuestras relaciones transatlánticas», aseveró el comisario europeo, de visita en Washington, remarcando que «hay una fuerte percepción de que la confianza entre la UE y EEUU ha sido erosionada. Por lo que es probablemente momento de pausar y reiniciar las relaciones».

Igualmente, el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, calificó el comportamiento de EEUU de «irritante y decepcionante». «Puedo comprender la cólera de nuestros amigos franceses», añadió también desde Nueva York. «Lo que estamos viendo hace las cosas mucho más complicadas y creo que esto va a seguir así durante un tiempo, indicó Maas.

París considera la acción de Washington «una puñalada por la espalda» que comparó con los métodos de Donald Trump.

También la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, tachó el trato estadounidense al Estado francés como «inaceptable».

«Debemos reflexionar en Europa sobre el modo de reforzar la soberanía europea», señaló ayer Maas.

París quiso dejar claro ayer que, como respuesta, va a potenciar sus propias alianzas en el Indo-Pacífico e hizo coincidir la presencia de Biden en la ONU con una conversación telefónica entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro indio, Narendra Modi, en la que ambos reafirmaron su voluntad de «actuar conjuntamente» frente a China en el Indo-Pacífico.

Macron subrayó «el compromiso francés de contribuir a reforzar la autonomía estratégica de India, incluida su base industrial y tecnológica».

Xi, contra círculos excluyentes

Por su parte, el presidente chino, Xi Jinping, que cerró las intervenciones en la Asamblea, no se refirió directamente a EEUU, pero subrayó que «solo hay un orden internacional, basado en Naciones Unidas» y en su conjunto de normas, insistiendo en que corresponde a la ONU enarbolar la bandera del «verdadero multilateralismo para compartir el desarrollo».

«La reciente evolución de la situación internacional ha demostrado una vez más que la intervención militar por fuerzas externas y la supuesta transformación democrática son sumamente dañinas», agregó.

En una videograbación, Xi llamó «a renunciar a los pequeños círculos excluyentes y el juego de suma cero», y sostuvo que China no busca ni liderar al mundo, ni ninguna hegemonía, expansión o esfera de influencia, ni librar «una guerra fría o caliente» con ningún país.

Además rechazó «cualquier intento de politizar» la pandemia, en clara referencia a las sospechas lanzadas desde EEUU, apostando por las vacunas.

También se refirió al desafío climático y anunció que China no construirá nuevas centrales de carbón en el extranjero.

Johnson visita la Casa Blanca como aliado militar pero sin avances en el plano comercial

El primer ministro británico, Boris Johnson, aseguró ayer que las relaciones con Estados Unidos son «más o menos tan buenas como lo han sido durante mucho tiempo» a pesar de las dificultades para avanzar hacia un acuerdo comercial bilateral tras la salida de Gran Bretaña de la UE y de la falta de coordinación en la crisis de la retirada militar de Afganistán.

Antes de reunirse anoche con Joe Biden en la Casa Blanca, Johnson fue preguntado en una entrevista con la BBC si esperaba que se produjera cierta tensión en el encuentro, después de que medios estadounidenses hayan sugerido que tuvo que esperar 36 horas para hablar con Biden durante la retirada de tropas de Kabul.

Johnson insistió en que la relación bilateral es buena y señaló que la «ventaja de trabajar con Biden y su Administración» es su «compromiso para solventar el cambio climático», un asunto que preocupa especialmente al Gobierno británico a las puertas de la cumbre COP26, que tendrá lugar en Glasgow (Escocia) en noviembre.

Además, el mandatario británico llegaba a la Casa Blanca como el “gran aliado” militar después de que ambos países firmaran, junto a Australia, el pacto Aukus hace apenas una semana. Un papel que el Gobierno francés, el gran damnificado por esa alianza, ha relativizado mucho al señalar que Londres ha sido «la quinta rueda del carro» en este asunto; es decir, que no aportaba nada al acuerdo sobre submarinos entre EEUU y Australia.

Por otro lado, Johnson sugirió que el acuerdo de libre comercio que esperaba firmar con Washington tras el Brexit –una perspectiva que había avivado Donald Trump– avanzará más lento de lo esperado. Aún así, recalcó que ambos países han acordado «acabar con el veto a la ternera británica y con los aranceles sobre el whisky escocés». «Las cosas están yendo muy, muy bien», dijo.

Inquirido en Sky News sobre si continúa pensando que puede negociar un acuerdo de libre comercio con Biden antes de que termine su mandato en Gran Bretaña en 2024, Johnson dijo que es «optimista», pero asumió que los estadounidenses «negocian muy duro». «Vamos a continuar adelante con acuerdos de libre comercio en todo el mundo», comentó. Pero en casa no tiene fácil la defensa de su estrategia comercial post-Brexit ante la falta de suministros que afectan a muchos sectores económicos, a lo que se suman las dificultades para cubrir decenas de miles de puestos tras “expulsar” a los trabajadores de la UE.GARA