Martxelo DÍAZ
GASTEIZ
PLAN «UDABERRI 2024»

Lakua señala «muy especialmente» al «universo político de ETA»

El plan «Udaberri 2024» de Lakua sostiene que el pasado exige «una reflexión crítica y ética», una labor que encomienda «muy especialmente al universo político de ETA». También cree que los recibimientos a presos que han cumplido condena son «una exaltación de la cultura política de la violencia y un agravio y revictimización de las víctimas».

El documento “Udaberri 2024” de Lakua, presentado como Plan de Convivencia, Derechos Humanos y Diversidad, plantea de forma particularmente exigente al «universo político de ETA» una «reflexión crítica» del pasado», al tiempo que censura los recibimientos a los presos y presas por considerarlos «una exaltación de la cultura política de la violencia y un agravio y revictimización de las víctimas».

El plan fue presentado ayer por la titular de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, tras ser aprobado por el Consejo de Gobierno de Lakua. Daban así el visto bueno definitivo a un texto cuyo borrador fue presentado en mayo. Desde entonces, explicó la consejera, han mantenido contactos con colectivos de víctimas, movimientos sociales, asociaciones y partidos. Es ahí cuando se ha cargado y endurecido el texto, pero solo en un sentido.

El contexto que dibuja el documento del plan “Udaberri 2024” presenta «un diagnóstico en términos de realidad y esperanza» en la sociedad vasca de 2021. «Nos quedan asignaturas pendientes y en curso, pero caminamos en la buena dirección», señala, antes de destacar que el anuncio del fin de la actividad armada de ETA en octubre de 2011 y el posterior desarme y disolución en mayo de 2018 «supusieron de facto el fin del ciclo de la violencia terrorista y un punto de inflexión especialmente significativo en la historia vasca». Y es que, según sostiene el texto, «durante casi medio siglo ETA, y su pretensión de imponer un proyecto político utilizando la violencia como recurso, constituyó la principal vulneración de derechos y libertades en nuestro país».

Desde esa base, el documento señala que «el fin de ETA abrió un nuevo tiempo, un nuevo escenario, un nuevo reto: la convivencia en pluralidad y en la diversidad» que debe abordarse «partiendo de nuestra realidad hoy –la de una convivencia dañada– y que nos exige afrontar decididamente asignaturas todavía pendientes y en curso».

La primera de estas asignaturas pendientes sería «el reconocimiento legal, institucional, social y moral de las víctimas, de todas las víctimas –tanto de las provocadas por el terrorismo de ETA como de las víctimas de otras vulneraciones de derechos humanos y otros sufrimientos injustos producidos en un contexto de violencia de motivación política».

La segunda asignatura es «la construcción social de una memoria compartida sustentada sobre los principios de verdad y justicia y sobre una reflexión crítica del pasado» que al parecer de Lakua «interpela especialmente a ETA y a su universo político». «Tratar de imponer por la fuerza un proyecto político, vulnerar derechos y libertades básicas –entre ellos el primero y más importante, el derecho a la vida– y utilizar el recurso a la violencia con fines políticos debiera concluir en una autocrítica ética, política y democrática por parte de ese universo político: fue injusto, radicalmente injusto», desarrolla el documento.

Junto a ello, se señalan como otras asignaturas pendientes que «constituyen el núcleo central de la Agencia Vasca para la Convivencia del presente plan» la «creación de espacios de encuentro que favorezcan la cultura de la convivencia» y, en cuarto lugar, «la adecuación de la política penitenciaria».

Además de estas cuestiones principales, se mencionan otras «no menos exigentes de la pluralidad y diversidad que caracterizan hoy a la sociedad vasca», entre las que el plan cita «la necesidad de dar respuesta a los problemas que plantea una convivencia entre personas y colectivos que manejan distintos marcos de referencia tanto individuales como comunitarios».

«Todo ello en un contexto de creciente polarización sociopolítica y de énfasis en lo identitario como opuesto al ‘otro’, al que piensa diferente», añade el documento antes de explicar que el plan plantea dos líneas de trabajo: «reforzar el pluralismo político como seña de identidad del ADN político de la sociedad vasca, y crear y potenciar elementos que minimicen o eliminen las dinámicas de confrontación identitaria y que, por el contrario, potencien los que construyan comunidad y pertenencia compartida a un proyecto común políticamente plural y socialmente diverso».

Reconocimiento a las víctimas

«Situamos a las víctimas como pilar fundamental de la Agenda Vasca para la Convivencia. Su mirada ha de ser nuestra mirada. La de todas las víctimas. Las víctimas de ETA, injustamente victimizadas por una pretensión homogeneizadora y excluyente y por la sinrazón del uso durante décadas de la violencia terrorista con fines políticos. Y también las víctimas de otras organizaciones terrorista de extrema derecha (el GAL, el BVE...) o de la utilización ilegítima de la violencia por parte de personas vinculadas a los aparatos de Estado. Todas son víctimas. Sin equiparaciones, sin compensaciones, sin exclusiones», señala el documento.

«La Euskadi del futuro ha de ser una Euskadi con memoria. Una memoria construida, en primer lugar, sobre el conocimiento fehaciente de los hechos. Una memoria que cuente los hechos, todos los hechos: qué pasó, por qué pasó, quiénes fueron los responsables, quiénes las víctimas», destaca el plan “Udaberri 2024”.