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La RDC amaga con retirarse del diálogo con el M23 en la vecina Uganda

El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) anunció la retirada y el regreso de su delegación negociadora en Kampala tras asegurar que «no hay nada que firmar» y acusar a la mediación ugandesa de «actuar como parte interesada» del conflicto en favor del M23, guerrilla tutsi que se alzó en armas hace año y medio en Kivu Norte.

Kinshasa aseguró que no tiene intención alguna de firmar un acuerdo con un movimiento rebelde que ya ha declarado su propia disolución y ha advertido de que su único objetivo es que el M23 renuncie a volver a las armas.

Poco después, fuentes oficiales congoleñas aseguraron que el único que volvió a Kinshasa fue el ministro de Exteriores, Raymond Tshibanda, y que el resto de su delegación seguía en Kampala.

Esta fue la versión ofrecida por Uganda, que insistió en que las negociaciones prosiguen. Lo que está claro es que se aleja la posibilidad de firmar un acuerdo inminente.

La delegación congoleña introdujo a última hora del lunes un matiz, el de que el documento a firmar fuera una declaración y no un acuerdo.

El matiz no es baladí. Kinshasa insiste en aplicar la política de hechos consumados y considera que tras su ofensiva militar, que forzó a la retirada de los guerrilleros de sus posiciones en Kivu Norte, fronteriza con Rwanda, «los términos han cambiado». Así, exige ahora que «el texto refleje que estamos ante un gobierno legítimo de un lado y una fuerza negativa, una rebelión que ya ha dejado de existir, de otro».

El M23 acusa a Kinshasa de dar marcha atrás sobre el acuerdo alcanzado por ambas partes el 4 de noviembre, antes de la ofensiva militar, y recuerda que cumplió su parte al anunciar que renunciaba al levantamiento armado.

Los observadores de la ONU, UE, EEUU y UA destacaron la importancia de lograr «una conclusión política» de la crisis pese a la derrota del M23. Un mensaje para Kinshasa.