EIBAR 6

CASTILLA 0

Ipurua disfrutó ayer de la mayor goleada de la temporada. No ya el Eibar, ningún equipo había logrado en las trece jornadas precedentes un resultado tan abultado como el que se llevó ayer el farolillo rojo, que ejerció de tal ante un rival absolutamente superior.

Seis goles que permiten al Eibar reencontrarse con la victoria apenas una semana después de que el Tenerife interrumpiese su escalada. Tres puntos que le sitúan de vuelta en posiciones de play-off. Y, sobre todo, un triunfo que posibilita a la escuadra armera sumar casi la mitad de los 50 puntos que necesita para certificar la permanencia justo cuando se cumple el primer tercio de la temporada. El objetivo del que no se desvían los azulgranas, pese a que su trayectoria última -en siete jornadas ha sumado cuatro victorias, dos empates y una sola derrota, con doce goles a favor y seis en contra- pueda invitar al más absoluto optimismo.

Una tentación que el equipo debe controlar. Entre otras cosas porque, más allá de los méritos del Eibar, que no son pocos, no habrá demasiados rivales que ofrezcan las mismas facilidades que el Castilla. Ni ritmo, ni tensión, ni ambición por parte del filial merengue. Fue una marioneta en manos de su anfitrión que, de hecho, estuvo lejos de protagonizar su mejor actuación, pese a lo que pueda indicar el abultado marcador final.

La fortuna, además, acompañó al Eibar para superar el acollo habitualmente más complicado, romper la igualada inicial. Tras un par de buenos escarceos de Alain Eizmendi, el propio atacante guipuzcoano remataba forzado un servicio de Raúl Navas para que Casado acabara introduciendo el balón en su portería. Poco más pasó en un primer tiempo que el Eibar controló sin despeinarse, en el que el Castilla no dio señales de vida, y al que solo le faltó la sentencia para evitarse disgustos en la segunda parte.

No fue el caso porque en la reanudación la escuadra merengue desapareció definitivamente, borrada por un Eibar que agradeció las facilidades marcando prácticamente en cada ocasión que decidió mirar a la portería de Yañez. Entre que Gilvan aprovechó una jugada embarullada en el área para marcar y que Raúl de Tomás vio la roja, el camino acabó de allanarse.

El propio Gilvan aprovechó un penalti cometido sobre Eizmendi y, cinco minutos después de que Urko Vera cabecease al palo, otro cabezazo del vizcaino que rechazaba Yáñez permitía a Arruabarrena anotar el cuarto. Jota Peleteiro, a servicio de Yuri, y Urko Vera, a asistencia del gallego, redondearon el set en una tarde inolvidable para Ipurua.