El primer tercio de la temporada se completa de forma absolutamente satisfactoria para el Eibar. Y no por la goleada al Castilla, que ni siquiera por histórica -los azulgranas solo habían conseguido un marcador semejante en Segunda A hace doce temporadas, entonces con Gaizka Garitano como jugador, cuando se impusieron por 7-0 al Levante- debería ocultar el bosque. Es decir, la trayectoria general de un equipo que permite refrescar sus mejores recuerdos en la categoría. Pero también la dureza de una competición que castiga severamente los excesos de confianza.

Argumento este último en el que viene insistiendo Gaizka Garitano desde que concluyera el choque frente al Real Madrid. Recordaba el técnico que la goleada al filial merengue se había basado, sobre todo, en la efectividad de sus hombres, una virtud de la que no siempre han podido presumir. Y que se consiguió, además, ante un equipo que concedió muchas «facilidades». En definitiva, que sería un error garrafal confundir satisfacción con arrogancia. O, de manera más gráfica, «cada vez que sacamos pecho nos lo meten para dentro».

Pero de la misma forma que el set al Castilla no puede ocultar la realidad de la Liga, la prudencia tampoco debe soslayar los números que viene firmando el cuadro armero, que, de hecho, le sitúan en la sexta plaza de la tabla cuando ya se ha completado el primer tercio del calendario. Y que solo había superado en tres ocasiones en su periplo por la categoría, que salvó de manera holgada en esas tres temporadas.

Dos de ellas, inolvidables, se vivieron de forma consecutiva. En la 04/05, que concluyó con el equipo a un suspiro de Primera, aquel Eibar de José Luis Mendilibar cerraba la 14ª jornada encabezando la clasificación con 30 puntos, ocho más de los que tiene ahora mismo. También había marcado más goles (22 frente a 18) pero había encajado los mismos, 13. Pero es que un año antes, con José Mari Amorrortu en el banquillo, el Eibar completaba el primer tercio del calendario con 23 puntos, uno más que en la actualidad, aunque con cifras más ajustadas en el capítulo de goles; había marcado 15 y encajado 10. Acabó la Liga 10º.

Solo en otra ocasión vivía el Eibar a estas alturas en situación más cómoda. Fue en la 96/97. Otra campaña inolvidable, con Periko Alonso al frente, en la que el equipo perdió en la última jornada la 4ª plaza que le habría supuesto ingresar 150 millones de pesetas. El tolosarra marcaba en la 14ª jornada mejores estadísticas incluso que el Eibar de Mendilibar: había logrado los mismos 30 puntos pero no había encajado una sola derrota todavía.

Acabarían llegando, claro, pero el equipo cumplió aún así sobradamente su objetivo. Como cada vez -con la excepción de las campañas 92/93 y 98/99, en las que permaneció en puestos de descenso prácticamente toda la Liga hasta las ultimísimas jornadas- que ha superado los 16 puntos a estas alturas del campeonato. Precedentes que no aseguran el éxito pero sí permiten seguir con optimismo la trayectoria de los eibartarras.