Las desapariciones forzadas se han convertido en una táctica de guerra en Siria, donde son perpetradas por las fuerzas gubernamentales como parte de «una campaña generalizada de terror contra la población civil», lo que las convierte en un crimen de guerra, denunció la Comisión de Investigación de la ONU.

Si en la primera etapa de la crisis siria estas desapariciones eran empleadas por el Gobierno para «silenciar a la oposición e infundir miedo entre familiares y amigos de manifestantes, activistas y blogueros», ahora se habrían extendido a «personal médico, disidentes, opositores heridos y a personas que buscan información sobre algún pariente desaparecido».

El informe parte del estudio de un centenar de casos aunque advierte de que su cifra sería de muchos miles. La Cruz Roja advirtió en setiembre que ha recibido un millar de demandas sobre desapariciones, aunque añadió que estaríamos ante «la punta del iceberg».

La Comisión de la ONU denuncia la creciente práctica de secuestros por parte de los grupos rebeldes y advierte de que la emergencia de grupos yihadistas ha provocado la certificación de casos equiparables a las desapariciones forzosas.