Amparo LASHERAS
Kazetaria
AZKEN PUNTUA

Bajo la mirada del ridículo

Hoy, que la realidad social y nacional de Euskal Herria es una verdad que debe de ser tratada con profunda seriedad, libertad y responsabilidad, no lo niega nadie. Sin embargo, esta preocupante situación, no impide abrirse a la creatividad de la imaginación y utilizar el humor como un lenguaje cercano y saludable para llevar al pueblo la protesta, la denuncia y la reivindicación, a través de un ejercicio tan vigoroso como es la risa y la sonrisa. Y cuando hablo de creatividad y humor no deben confundirse con esa frivolidad masiva de todos contentos y unidos, envueltos en colorines festivos y músicas pegadizas, que tanto se prodiga en los manuales de celebraciones «made in USA». Nada que ver.

Me refiero a esa filosofía realista del humor, si puede definirse así, que de forma magistral practicó en el cine Charlie Chaplin para denunciar las desigualdades sociales de su época, el fascismo o la persecución de comunistas en EEUU. La capacidad de reírse de uno mismo y de las situaciones que nos atenazan y nos oprimen, no supone acabar con ellas, pero sí constituye una liberación, una lucha sonriente que lleva implícita la denuncia más contundente, la que más duele: mostrar a los culpables, sistema, leyes y gobernantes, bajo la mirada del ridículo y atrapados en el esperpento de sus miserias.

La rueda de prensa de los secuestradores del Sireno de Getxo y el comunicado de Gasteiz Harresia, anunciando la fiesta que el día 28 celebrará en el Gaztetxe el Muro Popular de la Muy Leal y Muy Noble Villa de Vitoria, en homenaje a la Audiencia Nacional, suponen una agradable bienvenida al humor imaginativo, irónico, a veces irreverente y sarcástico, nunca cínico y siempre inteligente.