Mikel INSAUSTI
CRíTICA: «Todo el santo día»

Italianización de la extraña pareja romántica

Como en «La grande bellezza», en «Tutti i santi giorni» también conviven las dos Italias, una decadentemente culta que trata de modernizarse y ponerse al día en su aspecto más aparente y superficial, y la otra, vulgar reflejo de la ignorancia impuesta por el imperio televisivo de Berlusconi. Pero Paolo Virzi no es Paolo Sorrentino, por más que ambos cineastas coincidan en su nombre de pila.

Virzi consiguió una proyección internacional hace diez años gracias a «Caterina va in città», pero después su posterior carrera ha sido bastante irregular y condicionada por las limitaciones de una industria venida a menos. Sigue estando presente en los premios del cine italiano, y con «Tutti i santi giorni» se llevó el David Di Donatello a la Mejor Canción Original, interpetada por la artista indie Thony, que es también la protagonista femenina con su verdadero nombre completo de Federica Victoria Caiozzi. En cierto modo se interpreta a si misma, porque hace de cantautora con textos en inglés a la moda, aunque en la ficción no consigue vivir de ello.

La chica no encaja en la urbanización donde tiene como vecinos a auténticos prototipos del italiano medio cuya aspiración es parecerse a los ídolos del fútbol con contratos millonarios y modelos como novias o esposas, por lo que sufre cuando en la típica fiesta de cumpleaños en el jardín le animan a cantar, reaccionando con cara de aburrimiento y diciendo que prefieren oír al hortera de Vasco Rossi.

Thony compone con Luca Marinelli una extraña pareja romántica, ya que él es todavía más rarito. Trabaja como portero de noche en un hotel para turistas, donde dispone de tiempo para leer a los clásicos, y de hecho se expresa mediante un lenguaje cultivado que ya nadie entiende. A pesar de lo especiales que son y del rechazo que generan en los demás, ellos quieren llevar una vida normal, formando una familia.

El diseño de personajes es original y la química entre el actor y la actriz principales funciona de manera peculiar, y aún así resulta una comedia convencional por culpa de un humor muy trillado.