Alberto PRADILLA

Desligarse del lobby o quedarse fuera

Ante las embestidas que llegaban desde su derecha, el PP ha decidido sacar la artillería. Conciente de que el lobby al que ellos mismos alimentaron había ganado tanto poder que ya ni siquiera obedecía a la disciplina de partido, Mariano Rajoy aprovechó la convención de Valladolid para lanzar una contraofensiva. Que la derecha española tenga justificarse ante gritos de «traición» como en la última concentración de la AVT, y que alegar que «siguen donde han estado siempre» sea su único hecho concreto después de dos años inmóviles es la metáfora del irrespirable ambiente generado en el Estado gracias a los ultras que Génova azuzó. Desligarse del lobby es un primer paso. Sobre todo, porque seguro que alguien les ha avisado desde Euskal Herria de que esta sociedad está a años luz del búnker de Madrid. Sin pedagogía y vociferando abrieron el foco catalán. Por la misma senda, se quedan fuera de juego en el vasco. Aunque no lo digan en público, lo saben.