Agustín GOIKOETXEA

Exigen un pronunciamiento político «significativo» en Bilbo contra el franquismo

El acuerdo alcanzado por PNV y PSE sobre el tratamiento que el Consistorio bilbaino debe dar a los vestigios de la dictadura que perviven en esa institución solo ha satisfecho a sus promotores. EH Bildu ya anunció que seguirá con su batalla para que se cumpla la ley y la Plataforma Vasca contra los Crímenes del Franquismo exige «un acto políticamente significativo» que señale «sin ambigüedades» el papel jugado durante cuatro décadas por los fascistas y sus cómplices.

Difícil se aventura que se apague pronto la polémica surgida a raíz de la actitud connivente del alcalde de Bilbo hacia vestigios del franquismo, como son los cuadros de regidores fascistas que cuelgan en el pasillo de la planta noble del edificio consistorial. La moción aprobada el jueves en pleno por PNV y PSE trata de sacar del atolladero a Iñaki Azkuna pero resulta ambigua, especialmente cuando ha transcendido que esos retratos se moverán unos metros, a una estancia contigua donde, según palabras de la jeltzale Ibone Bengoetxea, se instalará «un espacio para la memoria contextualizada».

La postura adoptada por el PSE ha sido duramente criticada por EH Bildu, quien les acusó de «traicionar su pasado por salvar el culo» a Azkuna con tal de adquirir mayor protagonismo en el Ayuntamiento como «partido bisagra». Las críticas soberanistas tienen aún más sentido después de conocer la intervención del portavoz del PSE, Alfonso Gil, cuando el 18 de febrero el director del Gabinete de Alcaldía, Andoni Aldekoa, informó a los grupos municipales sobre su proyecto de «galería interpretativa», que es lo que pretende habilitar el Gobierno local.

En esa comisión, Gil dijo que «no puede ser que representantes elegidos democráticamente estén al lado de gente que ha sido elegida por un sistema que amparó un alzamiento nacional militar». Esas manifestaciones chocan con lo refrendado el jueves, pues PNV y PSE abogan porque en la futura exposición estén todos los cuadros, incluidos los de los primeros ediles fascistas, aunque a estos se les coloque una placa en la que se informe de cómo accedieron al cargo.

Al margen de valoraciones políticas, a la Plataforma Vasca de la Querella Argentina contra los Crímenes del Franquismo tampoco le ha gustado el acuerdo plenario de Bilbo. Estiman que la medida es «más técnica e historiográfica que política» y «rehuye dar la explicación a la que nos obliga la Ley de Memoria Histórica». Es más, aclaran que lo aprobado «no cumple» con ella «y las recomendaciones del Gobierno Vasco».

«Entendemos que `la retirada' debe ser un acto políticamente significativo que, en el caso de los cuadros, señale sin ambigüedades que sus personajes fueron autores y cómplices en primer grado del sangriento golpe militar y la consiguiente dictadura franquista de 40 años, y como tales -subrayan desde la Plataforma-, sujetos imputables por crímenes de lesa humanidad, fácilmente verificables».

Las asociaciones memorialistas agrupadas en esa plataforma insisten que el acuerdo plenario es «un paripé» que «no cierre heridas» pues creen imprescindible «una declaración pertinente y porque no deja las cosas en su sitio». De los polémicos cuadros que se trasladarán a otras dependencias en la misma casa consistorial bilbaina, apuntan a que su ubicación «podría ser un museo, en ningún caso el Ayuntamiento», dejando claro «lo que fueron».

«Los cientos y miles de fusilados, muertos, desaparecidos, encarcelados, torturados, expropiados, tras una transición de 35 años, habrán de seguir esperando todavía reconocimiento y reparación», lamentan

Homenaje en Alonsotegi

En esa coyuntura, ayer al mediodía en Alonsotegi, corporativos de PNV y EH Bildu participaron en el hall de su casa consistorial en el homenaje a Marcelino Bilbao Bilbao, prisionero antifascista superviviente del campo de concentración nazi de Mauthausen-Gusen, en el que permaneció cinco años, que falleció el 25 de enero a los 94 años en la localidad francesa de Châtellerault.

En el acto, organizado por Ahaztuak 1936-1977 y en el que tomaron parte 60 personas, intervino un portavoz del colectivo convocante que advirtió del auge del fascismo, poniendo como ejemplo lo que se vive en Ucrania y en otros puntos de Europa. Además, estuvo Enric Garriga, presidente de Amical Mauthausen, asociación que integra a víctimas sobrevivientes de los campos nazis de exterminio y sus familiares.

Quien tuvo unas palabras de agradecimiento para todos fue una sobrina nieta de Bilbao, que recordó las ideas por las que luchó el teniente del batallón anarquista Isaac Puente. Para concluir, se bailó un aurresku de honor al homenajeado y a los luchadores antifranquistas.