IRATXE FRESNEDA
PERIODISTA Y PROFESORA DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL

Collage publicitario y vital: «Estupendas»

Suena el despertador, me despierto, me levanto, me lavo la cara, preparo el desayuno y escucho la radio. «Adoras esos vaqueros. Y parece que esos vaqueros también te adoran a ti. Así que disfruta un desayuno bajo en grasas como el desayuno `Especial K' todos los días y siéntete cada día estupenda...». Me tomo el zumo de naranja, las tostadas y el café. Estupenda. Despierto a mis hijas, les doy de desayunar, las «ayudo a vestirse» mientras busco entre mis calcetines desparejados y trato de no pensar en el anuncio de Desigual al ver en el armario ese horrible abrigo comprado por un impulso. «Tengo un plan, el jefe». Nos montamos en el coche y nos dirigimos a la escuela. «Descubre que todo es posible con la casa de vacaciones de Barbie. Ya están todos aquí. Qué fiesta más guay. La cocina está abajo...». Dejó a las chicas en buena compañía y me dirijo hacia mi trabajo pensando que voy con el tiempo justo, que no tendré un segundo ni para abrir el correo electrónico, para hojear el periódico o para mear. Twitter es, junto a la radio, mi nutrición informativa. «Mírame, tócame, incítame, provócame, sedúceme, contrólame, protégeme, grítame, relájame. Soy Giulietta, si vas a hablar de mí, pruébame». Llego a la universidad. Entro en el aula pensando en los vaqueros que jamás me pondré porque deseo seguir siendo una persona «estupenda» a los cuarenta años y, para serlo, es demencial empeñarse en usar la talla 36. Les hablo de «La doctrina del shock». Sonrío. Me gusta mi trabajo. No me gustan esos cereales, ni los jefes y tampoco quiero ser un coche. Me desnudo y me meto en la cama. «Busco a un hombre llamado Jacques. Jacques es un hombre alto, fuerte, muy especial. No retrocede ante nada, deja tras de sí un aroma único, inconfundible». Me duermo y sueño con maracas locas y pianos ardientes.