Gotzon Elizburu
Portavoz de Ernai
GAURKOA

Una juventud condenada para saciar a la Troika

Insaciables, cuanto más comen más hambre tienen. Ese es el destino de quienes van al regazo de la Troika. Destino o elección... Mientras cada vez más gente apenas llega a fin de mes, ellos continúan engordando. A veces, parece que la historia pasa en vano. Con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en la primera línea del frente, han puesto patas arriba medio mundo en los últimos 40 años: Chile, Argenti-na, Polonia, China y el sureste asiático, Rusia, Irak... Europa. Naomi Klein lo explicó a la perfección en su magnífico libro «La Doctrina del Shock. El Auge del Capitalísmo del Desastre». La estrategia del neoliberalismo ha sido diseñada casi a la perfección, ya que poco a poco está consiguiendo sus objetivos. Eso sí, propagando miseria allá por donde pasan.

En el año 2002, el premio Nobel de Economía Josep Stiglitz, después de que le despidieran de su puesto directivo en el Banco Mundial, explicó al detalle la receta que diseñó con sus colegas para salvar a los países «pobres»: primer paso, privatizar los sectores estratégicos del Estado. Segundo, liberalización de la economía financiera. Tercer paso, la política de precios basada en el mercado -eufemismo para encarecer el precio de la comida, el agua, la luz...-. Como consecuencia se prevé que habrá disturbios, causando la quiebra del Estado, y abriendo así los portones al capital extranjero. Y el cuarto paso, el Libre Mercado. Perfecto.

Los peces gordos han desembarcado en Bilbo para aplaudir todas las reformas y recortes ordenados por la Troika y aplicados con gusto por el embustero Gobierno español. Madrid, como buen comensal, ha comido todo lo preparado en las cocinas de Washington y Bruselas. Pero aún no ha acabado el banquete (hasi lo hizo saber el presidente de Iberdrola Sanchez Galán en su discurso: «aún falta el último remate»); les han dado una palmadita en la espalda y han vuelto a sus palacios. En definitiva, que hay que continuar con las reformas.

«Global Forum Spain 2014: de la estabilidad al crecimiento», además de ser una gran mentira, no ha sido más que propaganda barata para dar el último toque de perejil a la gestión desastrosa que está haciendo el Gobierno de Rajoy.

La directora del FMI, Christine Lagarde, después de aplaudir la reforma laboral aplicada por el Gobierno de Rajoy, insistió en que hay que profundizar en esa «buena» dirección entre todas esas sonrisas de tiburón reunidas en el Museo Guggenheim. Está claro que esto solo fue la puesta de escena, ya que en la cocina están «perfeccionando» la receta de la reforma laboral desde hace tiempo.

No hay que olvidar que con la última reforma laboral destrozaron la negociación colectiva, obedeciendo así a la exigencia de más flexibilidad (para patearnos el trasero, claro está) de la patronal. Han destrozado todas las posibilidades para que haya una mínima opción en la defensa de los derechos de las trabajadoras, destruyendo miles de empleos. ¡Y hay que tener cara dura para decir que se han salvado 300.000 puestos de trabajo gracias a la reforma! Hace tiempo que tocamos fondo. ¿Hay alguna otra opción más que levantarnos?

La situación de la juventud es peor aún, como ha demostrado Ernai en el informe «Juventud, Trabajo y Precariedad». La tasa de paro ha crecido desde 2012, bajo estos datos se esconde la precaria realidad del día a día de la juventud. Cada vez somos más las que nos vemos obligadas a marchar al extranjero a falta de trabajo cualificado en nuestro pueblo. Los datos de las contrataciones realizadas en el último trimestre de 2013 dejan claro que estamos condenadas a la precariedad e inestabilidad. El 95,5% de los contratos realizados son temporales, y el 63,1% tiene una duración inferior a tres años. A todo esto debemos sumarle la realidad de las jóvenes que trabajan en la economía sumergida. La situación por ser mujer o inmigrante es aún mas degradante. Esto así, ¿a qué viene esa obsesión por conseguir más flexibilidad?

Los planes del ministro De Guindos son los siguientes: impulsar la jornada a tiempo parcial y suprimir los límites de las horas extra, ademas de impulsar aún más los contratos temporales. Las consecuencias: nos obligarán a cumplir una jornada completa con un contrato a tiempo parcial, cotizando solo media jornada. Quieren aplicar en Euskal Herria el modelo alemán de los «minijob», para maquillar los datos del paro, impulsando el trabajo precario. Explotación pura y dura.

Nos quieren tomar el pelo. ¿Creen que con darnos datos pomposos en los periódicos nos lo vamos a creer y quedarnos en casa con los brazos cruzados? ¿Eso es lo que están soñando estos miserables?

Los peces gordos de los bancos no se atragantarían con los canapés del Foro, enriquecidos con el dinero que nos han robado. Mientras tanto el lehendakari Iñigo Urkullu pidiendo limosna, pidiendo que devuelvan el dinero público regalado, como vascos jatorras. Pobre desgraciado. Esos que dicen que en el Estado español el dinero entra a portones, que se den un paseo por las periferias de sus castillos. No encontrarán sonrisas de tiburón, pero sí dientes afilados. Algunos se quejarán de los escaparates rotos. Hay quien destroza lunas, porque hay quien destroza vidas, decía una pintada.

A Stiglitz le preguntaron aquel día de 2002 si existe algún país que haya conseguido salvarse de las garras del FMI. Sí. Botswana. ¿El truco? Mandar al FMI a paseo. La pregunta es: después de que los mercados, las multinacionales y la Troika hayan secuestrado la democracia, ¿existe algun mandatario político que quiera mandar a paseo al FMI en nuestro país? No. Con sus más y sus menos. Por la fuerza o con lubricante, todas asumen la doctrina neoliberal.

Seguir soñando con el crecimiento sin límites es ahondar en la crisis, ya que los recursos naturales y humanos están llegando a sus límites. La globalización ha impulsado pensar los procesos de producción y venta a nivel mundial, obligando de alguna manera a cada estado a especializarse en un sector. Para que unas puedan mantener o mejorar su forma de vida de excesos, debe de existir una mayoría oprimida, y por lo que parece, han decidido que -al menos- la periferia de Europa tiene que pasar de un bando al otro. Si seguimos en la senda del neoliberalismo, vamos a tener que vivir por siempre la explotación, opresión y miseria.

Puede parecer triste el tener que decir esto así, pero el neoliberalismo ya casi ha conseguido todos sus objetivos en el Estado español. A pesar de que sus representantes han empezado ha decirnos que hemos empezado a salir de la crisis, la factura es muy cara. Puede que la economía financiera se «recupere», pero el pueblo ha perdido casi todos los derechos sociales, es notorio que las condiciones de trabajo y vida han empeorado, y sumándole a la bajada de sueldos la privatización de los servicios públicos, es tremenda la posibilidad para que se prevalezca la ley de la jungla. Ojo al dato del ascenso del fascismo.

No podremos superar esta situación con los esquemas que nos han traído hasta aquí. La clave para darle la vuelta a la tortilla está en el desarrollo de la economía local. Las jóvenes, tenemos que recuperar la capacidad de participar en la política, cosa que nos han querido quitar, y tenemos que empezar a tomar decisiones políticas sobre la economía, avanzando en la senda de la soberanía. Tene-mos que pensar cuáles son nuestras necesida-des y desarrollar un modelo de producción que responda a ello. Convirtiendo la economía en herramienta a favor de nuestras vidas, y no a favor del capital. Con estos principios abrimos las puertas al reparto equilibrado del trabajo y la riqueza. Y nosotras, las jóvenes, podemos empezar a pensar y poner en practica aquellos proyectos que vayan a saciar las necesidades de nuestra comunidad, de manera colectiva, convirtiendo el trabajo en herramienta para la transformación social.

Como he comentado al principio de este texto, a veces parece que la historia no deja lecciones que sirvan para poder construir un futuro mejor. Sin embargo, siempre llega el cambio. Los primeros países que conocieron la barbarie del neoliberalismo han comenzado a dar pasos en pro de la soberanía, claro ejem-plo el de Latinoamérica, tal y como recoge Naomi Klein en las conclusiones de su libro. Por lo tanto, hay esperanza. Saciemos nuestras necesidades y que sea el FMI el hambriento.