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MSF denuncia el ataque contra un hospital suyo en la República Centroafricana

Al menos 22 personas, incluyendo a tres colaboradores humanitarios de Médicos Sin Fronteras (MSF), murieron en un ataque contra un hospital en Nanga Boguila, situado a 450 kilómetros al norte de Bangui. El asalto fue atribuido a miembros de la milicia Séléka.

Al menos 22 personas murieron, entre ellas 15 líderes locales y tres cooperantes de Médicos Sin Fronteras (MSF), en un ataque perpetrado por hombres armados que «irrumpieron en una reunión que había organizado el personal de MSF con 40 líderes locales, y en la que se hablaba sobre el acceso a la salud y a la atención médica en la zona».

La emisora Radio France Internationale indicó que, según los primeros indicios, el ataque fue ejecutado por miembros de la milicia Séléka, de mayoría musulmana, que habrían saqueado además varios edificios.

Parte del grupo entró «disparando tiros al aire en las oficinas de MSF para hacerse con dinero y equipamiento», mientras que otros «se dirigieron al lugar donde se estaba produciendo al reunión y sin que mediar ningún tipo de provocación previa, comenzaron a disparar indiscriminadamente hacia la gente, provocando múltiples víctimas y dejando varios heridos en situación crítica», relató la ONG, que trabaja en la República Centroafricana desde 1997 -y en Boguila, donde es la única organización internacional, desde 2006- con unos 300 trabajadores internacionales y 2.000 empleados centroafricanos.

Los incidentes armados contra trabajadores humanitarios se han multiplicado los últimos meses. En marzo, un colaborador del Comité Internacional de la Cruz Roja murió en Ndélé.

La ONU ha cifrado en miles el número de muertos y en 2,2 millones -cerca de la mitad de la población- el número de personas que necesitan ayuda humanitaria. Además, hay más de 650.000 desplazados internos, mientras que más de 290.000 han huido a los países vecinos.

El domingo, unos 1.300 musulmanes que se escondían en la periferia de Bangui, agredidos con frecuencia por milicias cristianas, fueron evacuados en un imponente convoy humanitario con destino a las localidades de Kabo y Sido, ubicadas cerca de la frontera con Chad. Unos 18 camiones semirremolques se pusieron en marcha escoltados por un dispositivo de la MISCA.

Poco después, centenares de jóvenes que aguardaban a pocos metros, llegaron al lugar donde vivían los musulmanes, el PK-12, para saquear la zona.

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha alertado sobre la existencia de casos de decapitaciones de niños, violaciones y actos de canibalismo.

«RCA se ha convertido en un país en el que la gente no es solo asesinada, es torturada, mutilada, quemada y desmembrada, en ocasiones por turbas espontáneas, así como por grupos organizados de combatientes armados», denunció.