EDITORIALA
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Algunos prejuicios y muchos intereses

El alcalde de Gasteiz, Javier Maroto, mantiene la escalada xenofóbica en sus declaraciones. Ayer afirmó, en nombre de la «incorrección política», que «una mayoría de algunas colectividades, marroquíes y argelinos en concreto, viven en Vitoria especialmente de las ayudas sociales». Hay dos hipótesis sobre por qué el político del PP realiza este tipo de afirmaciones. Algunos consideran que responde a encuestas que muestran un claro declive del voto unionista y un auge sostenido de los abertzales en Araba, en general, y en la capital, en particular. Esto obligaría al alcalde de Gasteiz a buscar sus votos en el terreno del populismo de derechas, un nicho transversal que se puede dejar guiar por el miedo y los prejuicios. Otros consideran que, sencillamente, Javier Maroto es un político de «ideología política reaccionaria», lo que la RAE define coloquialmente como un «facha».

No hay que descartar que ambas hipótesis tengan parte de razón. Lo que está fuera de debate es que al actuar así Maroto se muestra como un irresponsable. Ante todo porque sus afirmaciones son claramente falsas. Los trabajadores del Servicio de Inserción Social del Ayuntamiento ya denunciaron su postura, defendiendo la labor que se realiza en ese servicio municipal, al que Maroto ataca de modo colateral. Porque si lo que dice fuese verdad, lo que en realidad estaría denunciando serían los criterios profesionales y de asistencia que manejan los trabajadores municipales, que paradójicamente están bajo su responsabilidad.

Pero no todos los temores de Maroto son infundados. El cambio en Araba se lleva fraguando durante mucho tiempo, gracias a la labor sostenida de quienes quieren otro modelo político y social. Un modelo en el que la xenofobia no tiene lugar y en el que las instituciones asisten a los más desfavorecidos en el contexto de una sociedad más solidaria. Eso es lo que teme Maroto, eso es contra lo que lucha. No son solo sus prejuicios, son sus intereses, no los de los gasteiztarras.