EDITORIALA
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Asumir la responsabilidad

La única manera de salir adelante es que cada uno dé los pasos que debe dar y eso obligará también a los demás a dar los necesarios para una convivencia pacífica en este país». Son palabras de Jesús Mari Mujika, portavoz de la Fundación Joxemari Kortaren Bidetik, convocante del acto de homenaje al que fuera presidente de la patronal guipuzcoana, celebrado ayer en el lugar donde hace catorce años murió en un atentado de ETA. El acto reunió a representantes institucionales y a miembros significativos de las diferentes familias políticas vascas. En este contexto hay que destacar algunos de los gestos y las imágenes que se dieron en Zumaia, que ni son los primeros ni serán los últimos, pero ante todo hay que poner en valor la disposición y la voluntad de la familia de Joxe Mari Korta de mirar en clave de futuro.

Las palabras de Mujika expresan una idea crucial para avanzar en el proceso de paz vasco: la importancia del liderazgo, de hacer lo que se considera que se debe hacer sin esperar a ver lo que harán los demás, la necesidad de romper los bloqueos y los vetos -desde los humanamente comprensibles hasta los moralmente inaceptables- actuando unilateralmente en base a parámetros éticos y políticos claros, asociados a los derechos humanos. El reconocimiento del dolor causado y la búsqueda de soluciones que hagan imposible que la violación de derechos se reproduzca son pilares de esa política, que va más allá de partidos y opciones, que debe ser común a todos. Esa perspectiva tiene además un valor añadido: focaliza lo que hay que hacer en uno mismo, dado que es muy fácil caer en la tentación de tutelar al resto. En su alocución Mujika destacaba también el valor de la necesaria autocrítica.

Asumir la responsabilidad sin contraprestaciones es una muestra de coraje político, de compromiso. Que haya otros que no asumen sus responsabilidades solo es muestra de su ventajismo, su cobardía y su necedad.